Avales en la Vital

Amador y Lucía ya tienen su piso... pese a la Caja Vital. Transcurrido ya un tiempo prudencial para que el servicio de atención al cliente de dicha entidad pudiera darme la explicación oportuna, he llegado a la conclusión de que dicha explicación no existe o es inconfesable. Por eso sólo me queda expresar mi rabia para que la opinión pública conozca y juzgue lo sucedido.

Amador y Lucía solicitan un crédito hipotecario a la Caja Vital. En su sucursal, hasta en tres ocasiones -la última de ellas por boca del propio director de dicha sucursal-, se les comunica que tienen adjudicado el crédito sin necesidad de ningún aval. Los estudios sobre su cuenta, nómina, etc. son suficientes. Amador adelanta la entrada para el piso con la conformidad de la propia sucursal donde tiene su cuenta bancaria. Más tarde viene la sorpresa: la caja se vuelve atrás y le exige un aval. Amador se desespera porque si no lo consigue pierde el dinero adelantado. Encuentra avalistas a los que primero se les dice que deben cubrir el 25% del préstamo, para encontrarse con la sorpresa de que ante el notario se les presenta para firmar el 100%. La caja debe recular también en esto. ¡Qué seriedad!

¿Qué hubiera sucedido si Amador no hubiera encontrado aval? ¿Qué mecanismos tiene la caja que permite estos comportamientos y deja con el culo al aire a los empleadas y al propio director de sucursal? Y lo más importante, ¿qué criterios subjetivos se han manejado para llegar a des-autorizar la palabra de un director? ¿Se habría atrevido Caja Vital a obrar igual con unos clientes nacidos en el Estado español?