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Los trabajos arqueológicos en el Toll, en Moià, desvelan un yacimiento de la cultura neanderthal

La cueva de las Toixoneres, en el conjunto de cuevas del Toll, en Moià (Bages), se confirma como uno de los principales yacimientos de la cultura neanderthal en Cataluña y, según los expertos, también en el conjunto de la península Ibérica. Un equipo de seis arqueólogos y geólogos de las universidades Rovira i Virgili, de Vic, y Autónoma de Barcelona, dirigidos por el profesor Jordi Rosell, han realizado durante el mes de octubre una primera prospección de la cueva, en la que han hallado restos de oso de las cavernas y hienas, y material lítico (manufactura de sílex), lo que demuestra que en el interior de esta cueva había actividad humana. El trabajo está bajo la supervisión de uno de los arqueólogos de referencia y uno de los descubridores del conjunto de Atapuerca, Eudald Carbonell.

En esta primera intervención no se han encontrado restos del hombre de Neanderthal, una posibilidad que no se descarta en posteriores intervenciones, aunque tampoco parece lo más probable porque esta cueva no era residencia, sino punto de visita, quizá un refugio después de la caza. Pero, en cambio, el material depositado en esta cavidad permite establecer muchas relaciones entre el mundo animal y vegetal y los homínidos de esta época. Los investigadores aseguran que el hallazgo de restos humanos no puede ser una obsesión, porque la cantidad de material diverso que prevén encontrar ya da valor a la intervención.

De esta primera prospección se deduce que la intervención de la cueva de las Toixoneres es de interés para los arqueólogos y que a través de la investigación se puede conseguir mucha información sobre las etapas de presencia humana en la cueva, el comportamiento de los homínidos de hace entre 80.000 y 100.000 años, y los hábitos de los animales coetáneos.

Colmillo de oso

Ya en los primeros niveles de la excavación se ha encontrado un colmillo de un oso, restos óseos de hienas (molares y algún diente de leche) y restos de otros animales que podrían ser las presas de los primeros. También se ha encontrado una importante cantidad de industria lítica. Estos hallazgos cuando aún no se ha excavado a los niveles más profundos -se considera que se pueden excavar unos cinco metros de profundidad en una cueva que tiene más de 50 metros de longitud- hacen presagiar futuros descubrimientos de interés.

Los arqueólogos consideran que la presencia humana, si la hay, se podría encontrar en lo que ahora es el exterior de la cueva y que en épocas pasadas debía de ser el interior, ya que hay unos 25 metros (los primeros) que están hundidos.

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Además la cueva se encuentra en buen estado de conservación y, aunque en los años cincuenta del siglo XX se hizo una primera intervención arqueológica, queda mucho espacio para la prospección. En aquella primera campaña ya se anticipaba la importancia de la cueva, pero Jordi Rosell considera que la cueva es uno de los escasos ejemplos de yacimientos de la cultura neanderthal.

"En Cataluña hay muy pocos restos de esta época, pero sin duda se trata de un yacimiento de referencia en el conjunto de la península Ibérica", afirma Rosell.

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