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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En busca de los orígenes

Antonio Elorza

La historia de la historiografía permite conocer la forma en que una sociedad fue capaz de conocer su pasado, pero también cómo fue forjando la imagen de sí misma. Lo podemos apreciar a través de este excelente trabajo de Fernando Wulff, profesor en Málaga, cuyo objeto queda muy bien definido en el subtítulo: Historiografía e historia antigua en la construcción de la identidad española (siglos XVI-XX). La construcción de ese sujeto colectivo que es la nación ha de apoyarse en unos pilares suficientemente sólidos, por lo menos en apariencia, gracias a los cuales resultan justificadas tanto su identidad como su vocación de permanencia. Sin perderse en largas disquisiciones, el brillante comienzo en que Wulff nos muestra el enlace entre la descripción de la España desdichada y heroica en la Numancia de Cervantes y una serie de textos de análoga significación en el siglo XX, entre ellos la recuperación del propio drama cervantino por Rafael Alberti. Cuajada o no la nación española, resulta innegable que su imagen histórica, con la correspondiente secuela de construcciones míticas, no es un producto de la edad contemporánea, sino el resultado de una prolongada elaboración cuyos primeros pasos se sitúan en la Edad Media, mucho antes de que pudiera hablarse con propiedad de nación política en el sentido rousseauniano.

LAS ESENCIAS PATRIAS

Fernando Wulff

Crítica. Barcelona, 2003

292 páginas. 17 euros

El itinerario seguido por Fernando Wulff permite entroncar una y otra vez los hitos historiográficos con el contexto político y cultural. Sin duda faltan piezas y cada época ofrece otros testimonios que deberán ofrecer en el futuro una visión más compleja, o que merecerían sin duda una atención mayor. Es el caso de los escritos de Jovellanos y de Forner en la Ilustración, o de los planteamientos de Maravall, hacia una vertiente sobre el concepto medieval de España, y hacia otra poniendo en tela de juicio los caracteres nacionales. Podrían señalarse muchos más vacíos y puntos débiles, pero éste era el precio a pagar por ofrecer una primera visión de conjunto. Es, pues, el de Wulff un libro de gran interés tanto por su volumen de información como por lo que supone de punto de partida para un mejor reconocimiento de nuestras "esencias patrias".

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