Aznar asegura que Lula comparte todo su credo de ortodoxia económica

"Los dos somos partidarios de que la OMC sea la referencia y coincidimos en que la estabilidad, las reformas económicas y la apertura al exterior son las políticas más razonables posibles", declaró ayer el presidente del Gobierno, José María Aznar, al resumir los resultados de su entrevista con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Éste había manifestado: "Pasé parte de mi vida pensando que Aznar era conservador y él pasó parte de su vida pensando que yo era izquierdista. Después de encontrarnos dos veces, ni él es tan conservador ni yo soy tan izquierdista".

"La respuesta a la pregunta de cómo es posible que un liberal conservador y un peligroso izquierdista, los calificativos los añado yo", comentó Aznar en tono de broma, "están en el centro es que los Gobiernos no están hechos para soñar, sino para tomar decisiones". Lula confirmó este punto de acuerdo el miércoles en Brasilia con palabras muy parecidas. "Uno puede hacer el discurso político que quiera. Uno puede tener las definiciones ideológicas que quiera, pero a la hora de gobernar, al pan, pan, y al vino, vino. Uno no siempre puede hacer lo que quiere. Uno hace lo que es importante hacer dentro de lo posible".

La visita del presidente del Gobierno a Brasil, el segundo encuentro del líder de la cuarta vía con el líder del segundo inversor mundial en su país, el segundo que mantienen tras verse el pasado mes de julio en Madrid, aporta, pues, una similitud de lenguajes entre políticos muy ideologizados en direcciones opuestas. "Aunque a algunos les extrañe", puntualizó ayer en dos ocasiones el español, que llegó a afirmar que "no hay ningún nuevo consenso". Se refería Aznar al llamado consenso de Buenos Aires, desde el que Lula y su socio argentino, Néstor Kirchner, pretenden dar un impulso a Mercosur.

El presidente confirmó, sin embargo, que en algunos puntos le había tenido que advertir a su anfitrión. "El presidente Lula está muy interesado en promover planes de infraestructuras para desarrollar su país y la región. Yo le he dicho que hacen falta planes muy claros y reglas muy claras que permitan saber a las empresas qué pueden aportar, con qué financiación y con qué garantías", dijo. También asumió alguna distancia en el contexto del apoyo incondicional que expresa a la gestión de Lula, cuando afirmó que "el camino emprendido por Brasil es el correcto, y esperamos que se confirme".

En cualquier caso, las afinidades pragmáticas parecen pesar mucho más que ciertos gestos de la otra parte que podrían ser interpretados igualmente como expresión de reticencias. En el séquito de Aznar se considera, por ejemplo, que el hecho de que Lula hiciera esperar al presidente el miércoles una hora responde a un comportamiento atávico y carece de importancia. Tampoco se considera relevante que el Foro sobre Brasil y Europa organizado en São Paulo por la Fundación Euroamérica fuera desertado por todos los invitados brasileños relevantes.

Como resultados de las cuatro horas de conversaciones que ha mantenido con su anfitrión, Aznar enumeró la negociación de un "protocolo" para estructurar la nueva "relación estratégica" que pretenden los dos países. Madrid intentó que se firmara en esta visita, pero no se cerrará hasta la Cumbre Iberoamericana del 14 de noviembre, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Lula, dijo Aznar, está también de acuerdo con la reforma del sistema de estas cumbres, promovida por España, que se debatirá en dicha cita. El Gobierno español se esforzará, en cambio, porque las negociaciones entre la UE y Mercosur avancen radicalmente para mayo de 2004 y demuestra "viva simpatía" porque Brasil sea miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, si la reforma de esa organización lo amplía.