Maragall pide una victoria clara para pasar página de la Cataluña de "buenos y malos"io
El candidato abre la campaña en el Solsonès para mostrar su compromiso con el territor
El fin del pujolismo será también el inicio de una nueva Cataluña, sin la división entre "buenos y malos catalanes". Lo dijo ayer Pasqual Maragall, quien abrió en el Berguedà y el Solsonès, dos de los feudos tradicionales del nacionalismo pujolista, la campaña electoral más importante de la historia del PSC, en la que aspira a materializar la primera alternancia en la Cataluña autónoma. Desde Sant Llorenç de Morunys (Solsonès), un Maragall "emocionado" pidió una victoria clara para impulsar un cambio "profundo y radical" que beneficie a "todos los catalanes".
Pese al frío -Maragall habló al aire libre a una temperatura de cinco grados-y a la lluvia que caía sobre Sant Llorenç de Morunys a medianoche, el líder del PSC calentó a los suyos con un apasionado aunque desordenado discurso con continuas evocaciones a la Oda a Espanya de su abuelo, Joan Maragall, a la Pell de brau de Salvador Espriu, y a las trascendentes repercusiones que el cambio provocaría para Cataluña, que pasaría página de la dinámica de "buenos y malos" que ha caracterizado los 23 años de pujolismo. "Hoy tenemos que decir bien alto: Después de Pujol, Cataluña", proclamó Maragall.
El PSC decidió empezar su campaña lejos de Barcelona para subrayar que su proyecto beneficiará a todo el territorio y no sólo a la capital de Cataluña. Maragall hizo el prólogo en Berga y la abrió formalmente en Sant Llorenç de Morunys (Solsonès), de 900 habitantes, una de las pocas localidades de la comarca gobernadas por la izquierda plural, donde se comprometió a "dar voz y escuchar" a todas las comarcas.
Maragall, crecido por la evolución de las encuestas -la última del PSC, del día 15, le otorga una ventaja de 5,2 puntos sobre Artur Mas-, destacó la excepcionalidad de estas elecciones, en las que no está sólo en juego formar gobierno, sino también abrir una nueva etapa después de las dos décadas largas de hegemonía de CiU. El líder socialista, investido más de presidente que de candidato, saludó "con respeto" la gestión de Pujol, pero prometió abrir un "nuevo capítulo" en la historia de Cataluña asociado al "dinamismo" y la normalidad.
'Nyerros y cadells'
Ha llegado la hora, proclamó Maragall, de acabar con la dualidad entre "buenos y malos, entre ellos y nosotros, entre catalanes que van por el buen camino y otros que van por el mal camino, entre nyerros y cadells, entre socialistas y convergentes". "Nunca más una parte representará el todo", prometió el líder del PSC, "porque a partir de hoy todos somos nosotros". El candidato resumió en dos frases el cambio que significaría su victoria para esta Cataluña que deja atrás dos décadas presididas por Jordi Pujol: "Pasaremos del pujolismo al catalanismo". Y todavía más claro: "Después de Pujol, Cataluña".
El dirigente socialista, que como Pujol en 1980 sitúa como su referente el modelo sueco de Estado de bienestar, dibujó el horizonte de una Cataluña "libre, justa y próspera" que se propone conseguir si, como indican las encuestas, gana en las elecciones del 16 de noviembre. Pese al optimismo, pidió la máxima movilización de los socialistas porque en su opinión sólo una victoria amplia de su partido "asegura el cambio" y no ocultó sus reticencias hacia la equidistancia de ERC, partido que todavía mantiene abierta la posibilidad de pactar con CiU tras los comicios.
El candidato socialista dijo que había llegado la hora de un "cambio radical y profundo" y que, por tanto, éste no puede depender "de la voluntad de ERC": "Cataluña quiere un cambio y no picará en el anzuelo de los nacionalismos identitarios ni equidistantes", afirmó en referencia a CiU y ERC, respectivamente. Por esta razón, por la indefinición de Esquerra pidió un triunfo claro: "Una victoria pírrica no asegura el cambio".
Un grupo de una treintena de independentistas se manifestó en Sant Llorenç de Morunys contra la presencia de Maragall en el pueblo al considerarlo "españolista" y "botifler". Un portavoz de esta plataforma aseguró que se habrían manifestado igualmente si el candidato hubiera sido el convergente Artur Mas.
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