Comienza en Portugal el primer juicio por el caso de pederastia de Casa Pía
Portugal vivió ayer el día más esperado del último año: el inicio del juicio contra Carlos Silvino, el ex funcionario de la Casa Pía de Lisboa, acusado de 37 crímenes de pederastia contra niños de esta institución benéfica. Silvino, apodado Bibi, es también sospechoso de ser el eslabón interno de una vasta red de pederastas que durante 30 años abusó sexualmente de los casapianos con el conocimiento de los directores de la institución, de algunos políticos y de la policía.
El juicio contra Bibi, de 46 años, había sido anteriormente aplazado dos veces, porque la defensa quiere que su cliente sea juzgado con todo el grupo de imputados. Su proceso corre por separado porque las familias de dos alumnos de Casa Pía presentaron querellas particulares contra Silvino, acusado de abusos sexuales contra cuatro menores de entre 11 y 15 años, uno de ellos sordomudo y otro con un retraso mental.
La primera sesión del juicio fue corta -duró menos de una hora- porque la defensa de Bibi pidió la sustitución del juez por supuesta falta de imparcialidad. Era el último recurso que podía ser utilizado para aplazar un poco más el juicio, que podrá ser retomado tras la decisión del Tribunal de Casación.
En el final de la sesión, el psiquiatra que acompaña a Bibi declaró que el acusado "está con amnesia" y que no podrá contestar a las preguntas del tribunal porque no se acuerda de nada de lo que pasó entre 1999 y 2002, el periodo en que supuestamente cometió los crímenes. El testimonio de Bibi es considerado esencial para desmantelar la red de pederastas de Casa Pía, porque sólo él podrá dar los nombres de sus clientes y confirmar -o no- los testimonios de los alumnos y ex alumnos de la institución.
El escándalo de Casa Pía estalló hace un año y ha salpicado a destacadas personalidades de la sociedad portuguesa, entre ellas el presentador más popular de la televisión lusa, Carlos Cruz, y el número dos del Partido Socialista (PS) y ex ministro de Trabajo, Paulo Pedroso. Todos ellos son sospechosos de ser clientes de Bibi. La investigación judicial todavía no ha terminado, pero hasta ahora hay 13 imputados, seis de ellos en prisión preventiva. Pedroso estuvo detenido durante cinco meses, pero actualmente aguarda el final de la instrucción del caso en libertad.
La investigación judicial de este proceso marca actualmente la agenda política portuguesa y concentra todas las atenciones de la sociedad. El PS se ha mezclado tanto con el proceso que su agenda política está limitada a reaccionar a los avances de la investigación. La mayoría de los analistas -y muchos socialistas- señalan que el partido vive su peor crisis.
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