Cruz Roja califica los atentados de golpe contra su neutralidad

Portar el emblema de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja -su equivalente en los países musulmanes- ya no es sinónimo de inviolabilidad. La organización fue atacada ayer en Bagdad en un atentado "inédito", como lo calificó Juan Manuel Suárez del Toro, presidente de la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. En la tarde de ayer, la organización debatía la evacuación de la veintena de trabajadores extranjeros que aún se encuentran en Irak. Un portavoz español lo calificaba de "muy probable".

La Cruz Roja, símbolo de la neutralidad, sufrió ayer un atentado contra su sede en Bagdad que causó la muerte de una docena de iraquíes, entre ellos dos de sus trabajadores, y varios heridos. No era el primer ataque -en julio, un empleado de Sri Lanka murió al ser acribillado su vehículo, y otros tres trabajadores han muerto desde el inicio de la guerra por el fuego cruzado-, "pero esto supone una escalada en los atentados contra una institución que mantiene la neutralidad para ganarse la confianza de todas las partes", dijo ayer Suárez del Toro.

La organización es normalmente "respetada por todos los contendientes", dijo el presidente de Cruz Roja Internacional. Por eso, asisten a este recrudecimiento de la violencia "con gran preocupación",

pese a que "no era la primera noticia" de que podían "ser un objetivo", reconoció el español, que ha suspendido varios viajes a la zona por ese motivo. "En principio, cualquier elemento foráneo es susceptible de un ataque. Pero creo que la Cruz Roja es lo suficientemente conocida", afirmó Suárez del Toro.

Desde Ginebra, Annick Bouvier, portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), cuya sede sufrió el atentado, reconoció que el de ayer fue "un día muy difícil para la institución"

. "Ha sido un golpe contra nuestro trabajo, que es humanitario y sigue los principios de neutralidad e imparcialidad", recordó Bouvier. El CICR es el encargado durante los conflictos de visitar a los prisioneros de guerra y de hacer cumplir la Convención de Ginebra. "Nuestro emblema tiene que ser respetado", pidió.

Sobre el terreno, sin embargo, los trabajadores de la organización ya recibieron instrucciones tras el atentado contra la sede de la ONU en Bagdad, en agosto, de "no mostrar demasiado los logotipos [tradicional salvoconducto en zonas de conflicto] de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja", cuenta Inmaculada López, delegada española del organismo en la capital iraquí. "También hemos limitado nuestros movimientos y tenemos un toque de queda", relata. Inmaculada se encontraba ayer en otra sede de Cruz Roja, a unos cinco kilómetros del edificio que sufrió el atentado. "Estamos esperando instrucciones más detalladas sobre las medidas de seguridad", contó Inmaculada.

Bouvier intentó atajar los rumores de una inminente evacuación de los trabajadores extranjeros, tema que se debatía ayer en Ginebra y en Bagdad. "Es muy prematuro. Estamos recopilando datos para entender por qué se ha producido este ataque", dijo, y recordó que Cruz Roja lleva trabajando en Irak desde 1980. Un portavoz español explicó que es "muy probable" que se evacue, al menos temporalmente, hasta Jordania, pues ya se hizo en anteriores situaciones de violencia. Por su parte, Suárez del Toro dijo: "Estamos planteándonos reducir nuestro personal foráneo, pero en ningún momento vamos a abandonar el país", pues seguirían prestando asistencia a través de los 6.000 voluntarios locales.

Médicos Sin Fronteras confirmó que reducirá su personal extranjero en Irak a raíz del atentado. También la Embajada holandesa en la capital decidió ayer evacuar a sus cinco empleados.