_
_
_
_
Reportaje:

Colombia vota contra la 'politiquería'

Una victoria en el referéndum de ayer facilitará la reelección del presidente Álvaro Uribe en el año 2006

Juan Jesús Aznárez

Álvaro Uribe se levanta diariamente a las 4.15 de la madrugada, después de un breve y reparador sueño gracias al yoga nidra, una técnica de relajación que introduce en el subconsciente un mensaje positivo. El presidente colombiano aguarda concentrado los resultados del referéndum de ayer "contra la politiquería y la corrupción", que fue concebido como un plebiscito sobre su gestión. La derrota complicará su capacidad de maniobra, y una victoria la ampliaría, facilitando de paso su eventual reelección en el año 2006, según adivinan la mayoría de los analistas.

El espartano presidente fue elegido en la primera vuelta de las generales de mayo del año 2002, con 5.829.958 votos, el 53,04% de los emitidos, y disfruta hoy de de una popularidad superior al 70%, según las encuestas. En ella confía para sumar más de 6.267.244 apoyos, el 25% del padrón electoral, el mínimo exigido para la validación del referéndum. Sus adversarios anticipan que lo perderá porque, entre otras razones, anticipa un duro ajuste fiscal y congelará los salarios de la mayoría de los empleados del Estado, casi un millón. Además, según afirman, el colmillo contra la corrupción de políticos y funcionarios se achata y quiebra en la maraña de apartados y dobles interpretaciones de la mayoría de las 15 preguntas.

Un posible efecto de la derrota consistiría en el encarecimiento del crédito internacional
Las medidas suponen un duro ajuste fiscal y congelación salarial para los funcionarios
Más información
La consulta se desarrolló bajo la rutina de la violencia
Los colombianos propinan un duro golpe a Uribe al no refrendar ninguna de sus 15 propuestas

"Si el referendo no pasa, el presidente queda sensiblemente debilitado y a merced del Congreso", anticipó Armando Estrada, que fue ministro del Interior con el presidente Andrés Pastrana (1998-2002). Con la derrota de la consulta fracasarían aspectos programáticos de la campaña electoral de Uribe y la oposición cantaría una victoria, dice el analista Hernando Gómez, "que no es de ella, sino de la pereza electoral de siempre". La abstención ronda el 60% en las elecciones colombianas. El Gobierno puede ganar o perder pero un avance es claro: millones de colombianos desarrollaron, durante un año, un debate sano e inédito, diferente al de siempre: la guerra interna.

Pero los muertos son tantos que la insensibilidad es manifiesta. El viernes, el diario El Tiempo relegó a páginas interiores esta espantosa crueldad: una madre y sus siete hijos, de 4, 6, 7, 14, 15, 19 y 29 años, fueron torturados y asesinados en Putumayo. "Por sapos. ELN [Ejército de Liberación Nacional]", fue la rúbrica, probablemente falsa, de los verdugos. La violencia no ceja, y si naufraga el referendo, "las guerrillas proclamarán que el Gobierno es mucho menos legítimo de lo que el mundo cree", advirtió el senador oficialista Rafael Pardo. Los colombianos que se interesaron por la consulta, mientras tanto, necesitaron media hora de lectura, un lápiz en una mano y un perito en Derecho Constitucional en la otra para entender las 15 preguntas. Algunas suman, encapsuladas, dos o tres más. Las presiones han sido directas en muchos casos. "Llegó un asesor del ministro y nos dijo: O votan o los botamos [despedimos]", comentó una empleada del Gobierno. También, discutibles incentivos, según la oposición: rebajas de dos meses en el servicio militar y un 10% en las matrículas universitarias si se justifica el voto.

Los analistas financieros agregan un posible efecto pernicioso de la derrota: el previsible encarecimiento del crédito internacional al aumentar el riesgo-país.

Probablemente la mayoría de quienes votaron lo hizo sin entender la mayoría de las preguntas, pero quienes afirman haberlas entendido no observan soluciones contundentes al problema estructural de la falta de representatividad política real del Congreso, debido a la atomización de las listas y la proliferación de microempresas electorales; tampoco creen que puedan impedirse las marranerías perpetradas en la contratación pública, epicentro de la corrupción polaca.

"No es la panacea, pero es el camino correcto", insistió Uribe. El referéndum establece el voto nominal, peligroso en una nación con tantos asesinos al acecho, reduce los escaños del Congreso, de 267 a 218, elimina a los diputados y senadores suplentes, frecuentemente compadres que cobraban sin ser elegidos, y modifica el sistema electoral para fortalecer a los grandes partidos. Bernardo Gutiérrez, directivo de la Junta de Medios para la Paz, señala que se transformó en un plebiscito sobre el futuro de la reelección presidencial y el ajuste fiscal, y en soporte "de las políticas cada vez más autoritarias de Uribe".

El proyecto inicial perdió sus propuestas más coercitivas contra la corrupción, entre ellas la disolución del Congreso y la expedita "muerte" de los congresistas corruptos, cuando el presidente lo negoció con los legisladores y la Corte Constitucional anuló varias preguntas. "Y ahora todo está lleno de agujeros y dobles interpretaciones. La muerte política de un congresista corrupto se hace muy difícil", agrega Gutiérrez. Pero Uribe no parece haberse jugado su futuro político porque apenas arrancó su mandato. Un buen golpe al terrorismo dentro de un par de meses y la sociedad colombiana, proclive al olvido, habrá recuperado a su enérgico conductor.

El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, muestra su impreso de voto antes de depositarlo.
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, muestra su impreso de voto antes de depositarlo.ASSOCIATED PRESS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_