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Rusia y Ucrania se enfrentan duramente por la soberanía de un islote de Crimea

Los dos países movilizan unidades militares y el presidente ucranio interrumpe una gira

Pilar Bonet

En torno a un islote arenoso del mar de Azov, Ucrania y Rusia se han enzarzado en un conflicto territorial que está caldeando los ánimos entre los dos Estados eslavos vecinos, hasta el punto de que el presidente de Ucrania, Leonid Kuchma, consideró necesario interrumpir ayer una gira por Latinoamérica. El contencioso, cuyas razones de fondo son confusas, recordaba más el enfrentamiento hispano-marroquí por la isla Perejil en 2002 que al trágico incidente de 1969 en la isla de Damanski, en la frontera ruso-china del Usuri, a raíz del cual murieron decenas de personas.

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Tras la movilización de unidades militares en Ucrania y la subida de tono de las declaraciones políticas, la percepción está cambiando. El islote de la discordia se llama Tuzla, tiene seis kilómetros de longitud y 500 metros de anchura y se encuentra atravesado en el estrecho de Kerch, entre el mar de Azov y el mar Negro. Hasta ahora, Ucrania ha considerado que la isla era suya, pero Rusia no le reconoce el derecho de adjudicársela. Kiev y Moscú no han podido llegar a ningún acuerdo sobre sus fronteras marítimas, aunque en enero firmaron un tratado por el que reconocen su frontera terrestre de algo más de 2.000 kilómetros.

Todo empezó el pasado 29 de septiembre, cuando los rusos comenzaron a construir un dique desde su ribera del estrecho en dirección a Tuzla. Sobre los motivos de esta construcción, los rusos han dado explicaciones variadas y en ocasiones contradictorias, lo cual ha alarmado a los ucranios, dispuestos a impedir que el dique llegue hasta la isla y la transforme en una península del territorio ruso.

Oficialmente, el dique trata de proteger la costa de la erosión. Sin embargo, la velocidad y los medios empleados en las obras son sorprendentes. Con potente maquinaria, los rusos han trabajado jornadas continuas de 24 horas y han construido más de tres kilómetros y medio de dique. El Ministerio de Exteriores de Ucrania ha elevado una protesta formal, en la que se advierte que Kiev tomará todas "las medidas necesarias" para proteger su frontera estatal y su integridad territorial. Antes, Kiev envió una unidad de tropas fronterizas, que cavó trincheras y colocó alambre de espino en Tuzla. Lanchas patrulleras guardacostas y helicópteros vigilan las inmediaciones y la tensión ha subido después de que dos lanchas ucranias chocaran con un remolcador ruso.

El ministro ruso de Exteriores, Ígor Ivanov, que se reunirá con su colega ucranio el 30 de octubre, ha dicho que la construcción del dique no transgrederá los acuerdos fronterizos, pero los ucranios desconfían de Moscú, tanto más cuando los guardafronteras rusos anunciaron inicialmente que se proponían establecer un puesto en la isla tras la construcción del dique. Víktor Iushchenko, el principal político de oposición a Kuchma, considera que las relaciones ruso-ucranias están "en su momento más crítico".

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"Miro el mapa de Rusia y no comprendo qué les falta", exclamó el presidente ucranio, Leonid Kuchma, que dice estar convencido de que el dique ruso tiene el beneplácito de Moscú y no es un asunto local. Tuzla fue transferida administrativamente de la región de Krasnodar a la de Crimea en 1941. En 1954, el líder de la URSS, Nikita Jruschov, transfirió Crimea de Rusia a Ucrania. Como parte de esta república soviética, la región pasó a formar parte del Estado ucranio independiente tras la desintegración de la URSS en 1991.

Aunque la corriente del estrecho separó a Tuzla de la costa rusa en 1925, el diario oficial ruso Rossiskaia Gazeta dibujaba ayer la isla como una lengua de tierra unida a la costa rusa y Dimitri Rogozin, el jefe de la comisión de Internacional de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento), afirmaba que la isla no existe como tal, sino que es la prolongación de la costa rusa.

El estrecho de Kerch es clave para la salida al mar de las cuencas fluviales del Don y el Volga y se halla en una zona rica en petróleo. Moscú ha pagado a Ucrania por el paso de los buques por el estrecho. En Tuzla hay varios balnearios con tratamientos de barros y 30 familias de pescadores a los que, según el diputado ucranio Igor Ostash, Rusia ha ofrecido la nacionalidad.

El secretario general de la OTAN, George Robertson, se ha negado a inmiscuirse en un tema que, en su opinión, debe ser solucionado exclusivamente por Rusia y Ucrania.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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