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Reportaje:

Las llaves de la fortuna

El Ayuntamiento de Cádiz sortea 141 viviendas sociales entre 5.000 personas de ingresos modestos

María de la Paz Abad Bolaños y su marido se casaron el pasado sábado 11 de octubre. Ayer viajaban en el avión de vuelta de la luna de miel que han disfrutado en la Ribera Maya, de México, ajenos a la sorpresa mayúscula que les aguarda cuando aterricen en España. Es una de las parejas agraciadas con alguna de las 141 viviendas de protección oficial (VPO) que se construirán en el barrio de Puntales, en Cádiz, en los próximos meses. "¡Qué les ha tocado! Están de viaje de novios y todavía no podemos avisarlos", narraba con la voz entrecortada y entre sollozos de emoción la madre del novio.

Fue una de las numerosas escenas de mayúscula alegría que se vivieron durante el desarrollo de un sorteo atípico para adjudicar tres promociones de viviendas sociales que ejecutará la empresa municipal de vivienda PROCASA, del Ayuntamiento de Cádiz, a la que optaban 5.139 solicitantes. "El 669", anunció el notario José Ramón Castro Reina. Fue el primer número del bombo que presidía la sala principal del Palacio de Congresos y Exposiciones de Cádiz, que estaba abarrotada por unos 2.000 vecinos gaditanos que habían guardado cola bajo una intensa lluvia antes de acceder al recinto. A renglón seguido, una mujer exclamó entre lágrimas: "¡Me ha tocado! Vivimos en Puerto Real pero mi vida es Cádiz y ahora podré vivir en Cádiz".

Al igual que esta señora, se cumplieron los sueños de otras 140 familias. Se sucedieron las anécdotas entre los premiados: parejas con bebés recién nacidos, jóvenes con pisos apalabrados en otros municipios de la Bahía, parejas de novios que podrán casarse y así un largo etcétera. A todos les une que poseen unos ingresos modestos y la necesidad de adquirir un piso a bajo precio ante la imposibilidad de poder concurrir a las cifras prohibitivas que impone el mercado inmobiliario en la capital gaditana.

Resignación de otros

Los agraciados pagarán por la vivienda que recibirán entre 50.000 y 60.000 euros. Son pisos que se levantarán en los antiguos terrenos de la planta de Campsa, en la zona de entrevías, y en la calle Bitácora, todas en el popular y modesto barrio de Puntales. "Tengo un piso", gritó una joven entre los aplausos y los vítores de los asistentes.

La alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, y el concejal de vivienda, Juan José Ortiz, se contagiaron también de estas muestras de felicidad. "Hoy es un día especial para los agraciados y también para el resto de los que no tengan la suerte porque vamos a seguir trabajando y peleando para buscar más terrenos donde construir nuevas viviendas protegidas", garantizó Martínez, quien puso especial énfasis en las "privilegiadas" condiciones de vida que disfrutarán los propietarios de los nuevos pisos gracias a la transformación que experimentará el barrio de Puntales.

"Vamos a construir el nuevo paseo marítimo que unirá Puntales con la barriada de la Paz y los terrenos de astilleros, habrá zonas deportivas, un aparcamiento y nuevos equipamientos náuticos y sociales", detalló.

Con todo, el sorteo sólo satisfizo la ilusión de unos pocos. Frente a los afortunados que reaccionaban de manera exultante ante el guiño de la diosa fortuna, la mayoría mostraba en sus rostros la resignación ante la ilusión que se esfumaba. Unos 5.000 solicitantes deberán seguir padeciendo los severos rigores de la penosa situación de la vivienda en Cádiz: cara, escasa, expuesta a la especulación inmobiliaria y a los alquileres abusivos, ilegales y bajo cuerda, según detallan varios estudios económicos y sociales realizados recientemente en la capital gaditana.

Y con el agravante añadido de que en la ciudad de Cádiz no quedan terrenos ni suelos vacantes porque tiene el término municipal agotado por sus especiales características de insularidad. "Siento una profunda decepción y tristeza. No me queda más remedio que esperar a nuevas promociones", relató Consuelo, sabedora de que el Ayuntamiento de Cádiz prepara 80 nuevas viviendas para jóvenes en el barrio de Loreto y en la Zona Franca.

Será probablemente una de las últimas oportunidades que tengan estas personas para evitar sumarse al agudo proceso de despoblación que sufre la ciudad de Cádiz en los últimos años. Y es que la carestía y escasez de la vivienda, el elevado desempleo y la renta per cápita más baja del país han obligado desde 1995 a unos 21.000 gaditanos -la mayoría jóvenes-, a abandonar Cádiz y desplazarse a Castellón, Cataluña o Canarias en busca de empleo.

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