_
_
_
_
Reportaje:

El velo musulmán agita Francia

Chirac sale en defensa del laicismo ante la multiplicación de casos de exhibición de signos religiosos

El alcalde de París, el socialista Bertrand Delanoë, ha convocado al Consejo de Disciplina de su Ayuntamiento para sancionar a una funcionaria que se niega a quitarse el velo musulmán durante las horas de trabajo y que tampoco estrecha la mano a los hombres, en nombre del pudor. No es un caso aislado entre las instituciones gobernadas por la izquierda: el Ayuntamiento de Besançon ha dispensado de acudir al trabajo a una mujer contratada hasta fin de año como profesora de apoyo, porque acudía a las clases con la cabeza cubierta por un pañuelo.

La izquierda se muestra muy exigente en cuanto a la prohibición de signos religiosos en las instituciones públicas, de modo que se mantenga la neutralidad del Estado respecto de las diversas creencias. Pero la derecha no quiere quedarse atrás. El presidente de la República, Jacques Chirac, aprovechó ayer una visita a un barrio sensible para advertir: "El laicismo no es negociable. No se puede aceptar que se cuestionen la igualdad de sexos y la dignidad de la mujer como adquisiciones fundamentales de la sociedad moderna".

Más información
Un consejo escolar francés expulsa a las dos primeras alumnas por llevar el velo islámico

Porque el país vecino se enfrenta al problema de un creciente número de mujeres que reclama la desigualdad, en nombre de la religión. Y lo hacen a pesar de las consecuencias que esto tiene para su vida profesional. Así, una licenciada en Derecho ha sido rechazada recientemente en el Centro de Formación de Abogados de Nancy por no retirarse el velo de la cabeza en el momento de prestar juramento como abogada en prácticas, lo cual le impide completar los requisitos necesarios pare ejercer.

La crispación tiene consecuencias más serias cuando el velo reaparece en las aulas. Una chica de 12 años tiene prohibida la asistencia a clase en su colegio de Thann (noreste de Francia), desde mediados de mes, porque se niega a quitárselo. La chica no puede entrar físicamente en las clases y se pasa las horas lectivas confinada en la secretaría del centro, a la espera de que cambie de actitud o de que sus padres, de origen turco, intervengan para que lo haga.

Los prohibicionistas sostienen que las chicas musulmanas podrán protegerse mejor de las imposiciones de las familias. Pero tal tesis se ha revelado dudosa tras la expulsión de Lila Lévy, de 18 años, y de su hermana Alma, de 16, del instituto de enseñanza media en el que estudiaban en Aubervilliers, un suburbio de París. Su familia no les había impuesto nada: son hijas de un padre judío no practicante y una madre musulmana que tampoco practica. El padre, además de protestar contra la exclusión escolar de sus hijas, se manifiesta más bien resignado ante la opción tomada por ellas: "Espero que se les pase", dice, respecto a la decisión tomada por ellas de ponerse siempre el velo.

Las dos adolescentes lo adoptaron "por pudor", "por creencia religiosa" y por "convicción personal", según explicaron a las televisiones que les entrevistaron. Puntos de vista inaceptables para el director del instituto en que estudiaban, disconforme con las túnicas negras que llevaban, incompatibles "con el buen desarrollo de las clases de gimnasia y educación deportiva". Además, las dos chicas habían tomado parte en una manifestación celebrada en el centro a favor de "la libertad del velo".

La policía cree saber que Lila Lévy ha sido manipulada por un militante fundamentalista y que participó en enero en una conferencia sobre Irak, el mismo periodo en que convirtió a su hermana menor, según una información publicada por el diario Le Figaro. La mayor de las dos hermanas ha negado tales datos y el Movimiento contra el Racismo habla de un "rumor sin fundamento".

Entre el miedo al islamismo radical y la tradición laica de la República, el menú que se está cocinando en Francia puede resultar muy indigesto.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_