Arzalluz apoya de forma tácita a Egibar en la carrera por su sucesión

El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, apoyó ayer de manera tácita, aunque sin citarle, al actual portavoz de la ejecutiva, Joseba Egibar, en la carrera abierta por su sucesión, en detrimento del otro aspirante más destacado, el portavoz del Gobierno vasco, Josu Jon Imaz. "Yo no puedo decir ni una mala palabra de Imaz", sostuvo Arzalluz, pero matizó que "otra cosa es dónde está mejor el rol de cada uno: en el Gobierno o en el partido".

Arzalluz dejó sin aclarar en una entrevista en ETB-1, el canal en euskera de la televisión pública vasca, si se presentará a la reelección -decisión que ha dicho que no comunicará hasta el 15 de noviembre, cuando finaliza la primera vuelta del proceso electoral del PNV-. No obstante, el que sugiera su apoyo a quien hasta ahora ha sido considerado su delfín político sólo puede ser interpretado como una forma de adelantar, sin decirlo, que no va a presentarse. De hecho, aseguró que al final del proceso "seguramente saldrán dos candidatos", pero se mostró muy tranquilo porque ambos "son buenos". "El que salga, saldrá. Será un buen tipo y de toda confianza. Sea uno o sea el otro, yo estoy tranquilo. Prefiero a uno, pero si es el otro, ya sé como es", indicó. Reconoció su "identificación" con Egibar, ya que ambos han trabajado juntos durante años en el diseño de una estrategia de colaboración entre los nacionalistas, que abogó por mantener en el futuro.

Arzalluz intentó presentar en positivo la guerra subterránea que están librando los aparatos de su partido en las asambleas municipales y los resortes que cada candidato puede movilizar. Saludó la "tensión y el debate" que se están viviendo en los batzokis (sedes sociales del PNV) en esta primera vuelta, frente al sistema de dedazo que, a su juicio, se emplea en la sucesión de otros líderes, en alusión al PP. Aunque volvió a admitir que determinadas personas "andan con sus intereses", precisó que nadie puede pensar que en el PNV se actúa "como un coro angélico".

Frente a la visión ofrecida esta semana por Egibar de que en el proceso de sucesión se están ventilando las futuras alianzas -volver a un pacto con los socialistas o lo que el propio Arzalluz calificó ayer como "hacer política mancomunada" entre los nacionalistas-, el líder peneuvista no cree que haya una corriente organizada dentro de su partido para volver a pactar con el PSE. Zanjó la interpretación con esta frase: "Todos estamos con Ibarretxe" y con su plan; "no estamos pensando en otra alternativa". Con todo, repitió dos veces su convicción de que los socialistas vascos "quieren hacer" algo con su partido y tienen claro que de la mano del PP no van a ninguna parte, aunque están pendientes de lo que pueda pasar en las elecciones de 2004.

Fuentes peneuvistas consideran que la distancia en esta primera vuelta "se va agrandando" a favor de Imaz en Vizcaya, pese a que Egibar ha logrado sendos triunfos en las asambleas de Abando, una de las principales de Bilbao, y Rekalde. Otra docena de asambleas vizcaínas ya han votado a favor de Imaz. Las de Guipúzcoa comienzan el lunes a votar (ya ha habido reuniones en Hernani), aunque el grueso de las asambleas se celebrará a principios de noviembre.

Imaz, quien ni siquiera ha aceptado formalmente la condición de aspirante, recalcó ayer que mantendrá su mutismo, salvo en los órganos internos del partido, "hasta el final del proceso". No quiso siquiera responder a la afirmación de Egibar de que es la política de alianzas lo que está en juego, y la sugerencia de su proclividad a buscar acuerdos con los socialistas. "No voy a valorar las declaraciones y posiciones de nadie. Siento no ser más explícito", se disculpó. Imaz justificó su hermetismo en el "respeto a las reglas de juego" del PNV.

En esa frase puede verse una crítica velada a Egibar: si quien calla es quien respeta las reglas de juego, quien habla las estaría rompiendo. "Cada cual es muy dueño de tomar sus decisiones y marcar sus estrategias, pero yo, desde luego, no voy a llevar a cabo ningún pronunciamiento público sobre el proceso interno", añadió Imaz. Mientras la estrategia de Egibar es provocar el debate, la de quienes promueven a Imaz es evitarlo y rehuir un conflicto que pudiera llevar a la militancia a reclamar la permanencia de Arzalluz como garante de la paz interna.