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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los artefactos confesionales

Si se excluye un opúsculo de 1979 no recogido en Trama de niebla, recopilación de un cuarto de siglo de escritura poética, Paraíso manuscrito es el primer libro de Felipe Benítez Reyes (Rota, 1960). Publicado en 1982, fue ése un año de encrucijada de caminos en la poesía española, bajo el común estandarte antinovísimo. Por un lado figuraba el manierismo clasicista de Fernando de Villena y Martínez de Merlo. Por otro asomaban diversas caras del irracionalismo: el simbolismo telúrico y ancestral de Julio Llamazares o Juan Carlos Mestre, y el surrealismo de Blanca Andreu y Miguel Velasco (aún sin el Ángel de su segundo nombre), más ciudadano y posmoderno. Y todavía por otro lado comenzaban a pronunciarse autores como el híbrido "Álvaro Montero" en que se fundían Álvaro Salvador y Luis García Montero, defensores de "la otra sentimentalidad", de raíz ideológica marxista, que pronto derivaría hacia la poesía de la experiencia.

TRAMA DE NIEBLA (POESÍA REUNIDA, 1978-2002)

Felipe Benítez Reyes

Tusquets. Barcelona, 2003

416 páginas. 20 euros

La poética que propició esta deriva apuntaba ya en aquel libro de Benítez Reyes, y más abiertamente en Los vanos mundos (1985), donde se rechazaba la convulsión romántica, algo que ya había hecho la generación anterior, pero, frente a aquélla, se reivindicaba el yo como motivo del arte. Conseguir un egotismo sin patetismo confesional exigió la construcción de un sujeto ficticio, no identificable automáticamente al yo del autor, según su idea de que en el poema "la emoción debe ser fingida". En este sentido, la galería de apócrifos Vidas improbables (1995), no incluida en esta recopilación, es una muestra de coherencia además de una broma exhibicionista. Cierta insolencia irónica, el tono canalla manuelmachadiano y la claridad comunicativa son los modos usados para verter el escepticismo vital ("Porque hemos descreído / de todo por principios") en un texto que asume el relativismo de la propia experiencia y la inutilidad de la poesía que la expresa, "cuya música muere en ella misma". También los de 1968 habían proclamado esa inutilidad, pero cierta gravedad mayestática contradecía el desapego que predicaban.

En Trama de niebla se encuentran los rasgos que formaron el modelo de dicción para muchos coetáneos, sobre los que sus detractores han construido un arquetipo al revés: realismo de base, autobiografismo anecdótico, hedonismo desencantado, artificio coloquial, desparpajo expresivo. Pero esta receta no atiende ni a la complejidad ni al proceso evolutivo de su poesía. Ya en sus inicios aparecía un escenario de magisterios asumidos como el de Brines, en la ficción de una mirada retrospectiva; Biedma, en su narrativismo displicente; Borges, en sus enumeraciones semicaóticas, y otros menos cacareados como el de Ángel García López, en la precisión del cincelado. El desengaño existencial y la solvencia del discurso alcanzan una primera cima en los títulos de 1989, Pruebas de autor y La mala compañía, y acentúan la seriedad reflexiva en Sombras particulares (1992). El que acaso sea su mejor libro, El equipaje abierto (1996), introduce parábolas donde queda en pie una consideración negativa del mundo y de la escritura. Esta vez predomina el temblor sobre las garbosas piruetas, que van de suyo en él: "El que posee el oro añora el barro. / El dueño de la luz forja tinieblas. / El que adora a su dios teme a su dios. / El que no tiene dios tiembla en la noche". La seguridad en la construcción cede lugar en ocasiones a una desvertebración que representa un mundo desmadejado, en cuya verbalización se ensordece el tintineo musical, y donde el realismo se adentra en la espesura en que se confunden el costumbrismo urbano y los fantasmas del sueño. El mismo tono se mantiene en Escaparate de venenos (2000), último libro recogido en Trama de niebla, al que se adjuntan, sin embargo, nuevas composiciones inéditas hasta aquí, así como una serie de poemas dispersos de todas las épocas. El conjunto dibuja, en efecto, una trama de niebla entre cuyos filamentos escenográficos se atisba el bulto humano de alguien que encarna un tiempo de derrotas.

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