Las cortes del barroco muestran un arte de 'refinamiento absoluto'
El montaje de 318 objetos ocupa los palacios de Madrid y Aranjuez
Los palacios reales de Madrid y Aranjuez contienen las creaciones artísticas y los intercambios diplomáticos que en la segunda mitad del siglo XVII extendieron el barroco por las cortes europeas. Un arte de "refinamiento absoluto", según Fernando Checa, comisario de la exposición Cortes del Barroco. De Bernini y Velázquez a Luca Giordano, con 318 objetos, inaugurada ayer por los Reyes de España.
La exposición Cortes del Barroco, organizada por la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, Seacex (www.seacex.es) y Patrimonio Nacional (www.patrimonionacional.es), con un presupuesto de 1,4 millones de euros, presenta los artistas y las obras del barroco en las cortes europeas en la segunda mitad del siglo XVII. Los momentos centrales pasan por la España de finales de Felipe IV y el reinado de Carlos II, la Roma de los pontificados de Inocencio X y Clemente VII, la Francia de Luis XIV y la Viena de Leopoldo I, que también se traduce en las obras de Velázquez, Bernini y Luca Giordano.
El presidente de Patrimonio Nacional, duque de San Carlos, dijo ayer que era un proyecto "muy ambicioso", con préstamos de 56 instituciones y coleccionistas de diez países, mientras que el presidente de la Seacex, Felipe Garín, se refirió a la recuperación de un periodo poco estudiado. La exposición, con un montaje diseñado por Jesús Moreno & Asociados, permanecerá en España hasta el 11 de enero, y en febrero se presentará en la Scuderie del Quirinal, de Roma. El catálogo, de 395 páginas, contiene 11 ensayos de especialistas (Montanari, Checa, Colomer, Portús, Mancini y Sáenz de Miera, entre otros) que tratan aspectos parciales de la exposición.
El comisario de la muestra, Fernando Checa, profesor de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid y ex director del Prado, ha reunido 318 piezas, entre pinturas, esculturas, dibujos, grabados, tapices, alfombras, armas, libros y documentos, para demostrar que en la estética del barroco hay "un arte de refinamiento absoluto, visual, sensual e intelectual", además de las grandes decoraciones y de los "colores de papagayo" de la corte de Mantua. La intención de la muestra, según Checa, es comparar lo que ocurre en las cortes europeas, sobre todo en la corte crepuscular de Felipe IV (con cuatro cuadros de Velázquez) y la brillante de Carlos II, en relación con "el centro productor absoluto de nuevas formas del barroco", que es la Roma de Inocencio X, pero también la que visita Velázquez, y sobre todo la de Gian Lorenzo Bernini. Las comparaciones se extienden al mundo francés de Luis XIV y la corte de Leopoldo I en Austria.
Checa señala que a veces el arte español de Carlos II se presenta bajo "el prisma de la decadencia" y que se asegura que el modelo francés se impuso en España. El comisario afirma que las grandes realizaciones artísticas de Murillo, Valdés Leal o Sánchez Coello son superiores a las obras francesas dominadas por la academia. "La exposición tiene esta perspectiva internacional del arte español, que está en el mapa europeo con absoluta dignidad y superioridad artística, en tiempos de decadencia política".
El montaje se ha dividido en dos sedes. El Palacio Real de Madrid enfrenta desde el principio los mundos de color -francés- y sobriedad -español- con piezas desconocidas en España. El montaje traza ejes visuales hacia la figura de Bernini (se expone un Cristo que no se ve en las visitas de El Escorial), el mundo de la antigüedad (un Discóbolo traído por Velázquez) y la corte de Carlos II, en un retrato de Carreño. Hay salas dedicadas a retratos ecuestres y a las medallas, la colección de Cristina de Suecia y la corte vienesa. El Palacio Real de Aranjuez compara los jardines, decoraciones y fiestas en las distintas cortes con la obra de Luca Giordano y los diferentes sistemas de protección real de las artes.
Babelia
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