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La temporada turística acaba con descensos de hasta el 18%

Las generosas ofertas de septiembre en el Maresme no salvan la crisis

Lluís Pellicer

Los buenos augurios de los hoteleros del norte del Maresme y el sur de la Costa Brava para este final de temporada han quedado finalmente desmentidos. De poco han servido las numerosas ofertas que se lanzaron para salvar una temporada en la que se ha confirmado la crisis que atraviesa el sector. En septiembre, cuando se esperaba el lleno, la ocupación descendió hasta el 18% en el Maresme y cerca del 5% en Lloret de Mar.

Tras los malos resultados cosechados en julio, buena parte del sector hotelero se mostraba convencido de una sólida recuperación en septiembre. La proliferación de nuevas ofertas y una parrilla de actividades organizada por los ayuntamientos debía servir para alargar la temporada hasta el mes de octubre. El descenso de la ocupación, similar al de julio, ha eliminado cualquier signo de mejora.

La caída de los precios y la ocupación han comprometido los márgenes de beneficio de los empresarios y han sembrado inquietud entre el sector para afrontar la próxima temporada. "Está claro que ya podemos olvidarnos de lo que es el overbooking, pues no lo vamos a ver más. Pero además ahora no hay forma de que podamos subir los precios ni un solo céntimo por la presión de los operadores turísticos. Estos días nos han llegado sus condiciones para el próximo verano, y lo dejan bien claro: para el año que viene, aumento cero de los precios". Quien así se lamenta es el presidente del Gremio de Hostelería del Maresme, Manel Vila.

La culpa, a juicio de Vila, no es exclusiva de los mayoristas, sino también de un sector que crece muy por encima de la demanda. "En un solo año, en la Costa Dorada se han creado otras 18.000 camas. Con ampliaciones como esta, sin control alguno, ¿cómo no vamos a notar las consecuencias?", se pregunta.

Desde este fin de semana, 700 músicos de 12 países participan en un concurso internacional de bandas de música y majorettes de Malgrat de Mar (Maresme). Los responsables turísticos del municipio calculan que este acontecimiento arrastra a unas 2.500 personas que se alojarán en varios hoteles de la población. Con este tipo de citas, se pretende aumentar la ocupación de los establecimientos de la zona en temporada media y baja.

Pero estas pequeñas ayudas municipales no bastan para un sector en crisis. "Los hoteleros apreciamos que, por ejemplo, se creen campeonatos deportivos, pero el tipo de turismo que supone no tiene un gran poder adquisitivo. De hecho, no es raro ver a tres chicos en una terraza compartiendo un refresco", explica Vila.

Este verano los consistorios han empezado a aplicar algunas medidas. En Lloret de Mar se cerraron tres establecimientos que no cumplían los requisitos de calidad mínimos, una acción que "necesariamente" se repetirá en el futuro. Pero las medidas son insuficientes para renovar una zona que fue pionera en la industria turística y que ahora ve cómo sus instalaciones quedan desfasadas respecto a nuevos destinos que ofrecen mayor calidad a precios muy competitivos. Datos de la Guía de Alojamiento del Consorcio Turístico del Maresme indican que el 27% de los establecimientos aún no posee aire acondicionado, el 47% no está adaptado para minusválidos y casi la mitad no dispone de televisores en las habitaciones.Lejos de moderar la oferta de plazas existente, el Ayuntamiento de Santa Susanna (Maresme) ha anunciado el desarrollo de un plan que supondrá la incorporación de 4.000 camas al mercado. "La solución pasa por percatarnos de que estamos hablando de una zona saturada, donde es absurdo lanzar nuevas plazas al mercado cuando la ocupación desciende. Con ello, se favorecerá la guerra de precios", lamentó Manel Vila.

Los ayuntamientos, por su parte, denuncian la escasez de recursos para financiar los costes que supone el turismo para las arcas municipales. "Necesitamos a un gobierno que se crea el turismo, porque es una industria de la que dependen cientos de pequeños negocios y miles de trabajadores. Y no puede ser que para mantener las playas tengamos que desembolsar 150.000 euros y la subvención que recibamos sea sólo de 12.000 euros", denunció la presidenta en funciones del Consorcio Turístico del Maresme y alcaldesa de Malgrat, Conxita Campoy.

Campoy considera absolutamente necesario llevar a cabo una revisión de precios. "Con precios de 18 euros la pensión completa transmitimos el mensaje de que no valemos nada, nos desprestigiamos y, además, dañamos a toda una oferta complementaria que vive de los turistas que se alojan en los hoteles", asegura.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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