Impuestos en Sevilla

Me dirijo a usted como alcalde de Sevilla, ya que considero que como tal es el principal responsable de lo que ocurre en ella y le voy a hacer una serie de consideraciones sobre la situación de esta ciudad, a la que su historia hace grande pero su realidad actual se acerca cada día más al abandono y deterioro más absoluto.

Vivo desde hace unos cinco años y medio en Sevilla, aunque conocí otra ciudad muy distinta cuando realicé mis estudios aquí, en los años 70.Hace unos días recibí los impresos para realizar el pago de impuestos municipales y, claro, a uno le llama la atención que tenga que pagar dinero para algo que luego no le repercute en ningún sentido. Vayamos por partes, tengo que pagar un Impuesto Municipal de Circulación de Vehículos y todos los días veo en mi calle, y digo todos los días, vehículos con los cristales rotos, producto de robos. Si ocurre todos los días y en el mismo lugar es algo a lo que se le puede poner fácil remedio, ¿no cree? Además, si quiero aparcar tengo que pagar el impuesto revolucionario a los denominados "gorrillas", con lo que ello supone de extorsión y falta de protección de mis libertades ciudadanas. Además, para el posterior uso a que destinan en muchas ocasiones este impuesto, y que es a consumir droga en nuestras mismas narices, creo que Sevilla es de las pocas ciudades españolas donde son tolerados.

En segundo lugar, la contribución urbana, las calles de Sevilla están descuidadas y sucias, y mi caso concreto llama la atención porque vivo en la calle del Cardenal Ilundain esquina a la calle de Antonio Maura, y el trozo de calle de Antonio Maura al que da mi edificio está sin pavimentar el acerado, con lo cual es un auténtico basurero. Lo limpian sólo cuando se llama a la limpieza, y es lugar de continuos asentamientos y de frecuente consumo de drogas. Y le digo que llama la atención porque en estos días estoy viendo cómo arreglan toda la calle de Antonio Maura en la parte que corresponde a la Consejería de Agricultura y Pesca que, por cierto, la están dejando bastante bien, y sólo el trozo que corresponde a mi edificio sigue sin arreglar, y todo ello con parte de los impuestos que yo pago, creo que no es justo señor alcalde.

Para terminar un breve apunte sobre la seguridad ciudadana, en estos cinco años me han robado una moto, dos bicicletas, a mi hijo la cartera y a mi mujer la han tirado al suelo y le han robado el teléfono móvil, el miedo se percibe, nuestras libertades ciudadanas están recortadas y usted, ¿dónde está? ¿Debo pagar mis impuestos, señor Monteseirín? Lo haré porque es mi obligación, pero ¡usted cumpla con la suya!