Cáritas alerta de un aumento del rechazo social a los inmigrantes
El presidente saliente de Cáritas, José Sánchez Faba, hizo ayer la pregunta del millón: "Si el presunto asesino de las chicas de Málaga, en vez de británico, llega a ser magrebí, ¿cómo habría reaccionado la sociedad española?". La "creciente xenofobia" fue tema destacado de la presentación de la primera mujer elegida presidenta nacional de Cáritas, Núria Gispert (Barcelona 1936).
"El discurso que va calando en la sociedad española es la falsedad de que inmigración y delito son inseparables", dijo Gispert, que desde 1998 dirigía Cáritas Barcelona, y que de 1979 a 1995 fue concejal en el Ayuntamiento de esa ciudad en sucesivos consistorios de izquierdas. "Cáritas va a comprometerse a fondo para sensibilizar sobre la realidad de la inmigración: de hecho, ya nos saltamos la ley, como quien dice, para atender a esas personas que no son ilegales, sino que carecen de papeles; sólo con que se empadronen, en el Ayuntamiento de Barcelona se les brinda sanidad y educación, y en Cáritas les buscamos trabajo que no puede ser más que sumergido, pero procuramos proveerles de un seguro privado. ¡A ver qué puede hacer un inmigrante sin papeles que sufre un accidente en un trabajo no reconocido!".
"Detectamos un aumento del rechazo social a los inmigrantes", dijo Silverio Agea, que ha sido reelegido como secretario general de Cáritas. "Hay que dejar claro que la inmigración no es invasión, que no nos quita el trabajo, que no es delincuencia. La inmigración es una necesidad de esas personas y es el futuro de España. Cáritas es favorable a que haya control y un contingente admitido de inmigrantes. Pero, una vez que están aquí, hay que decir muy claro que en el Evangelio no se dice nada de papeles".
Gispert anunció que dará prioridad al nuevo plan estratégico de Cáritas, que supone no atacar los problemas sociales por separado, sino integrados en una acción territorial en la que se implicará a las 5.000 Cáritas parroquiales, a las 68 diocesanas y también la cooperación internacional de la organización, que realiza labores de codesarrollo en 80 países. "Aprendí a trabajar así en el Ayuntamiento de Barcelona, y ya estamos en ello en Cáritas: hasta el último rincón debemos dar el paso desde la beneficencia a la promoción de las personas".
Se elogiaron los seis años de presidencia de Sánchez Faba, que ha lanzado la cooperación internacional y deja una Cáritas con 70.000 voluntarios y resueltamente volcada a la justicia social.
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