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Los trabajadores de Babcock rechazan las dos ofertas de compra presentadas por la empresa

El presidente de la SEPI recalca que no hay otra alternativa a la venta a ATB que el cierre

Negros nubarrones vuelven a cernirse sobre el futuro de Babcock Borsig España (BBE). El comité de empresa decidió ayer rechazar tajantemente las dos ofertas de compra: "No le gustan". La decisión puede suponer el fin de la empresa de la Margen Izquierda. La SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales), que apostó definitivamente el lunes por la austriaca ATB frente a la mexicana Ultramar, aseguró que si no hay venta sólo queda una posibilidad: la liquidación de la compañía. ATB asegura que sin el apoyo de los trabajadores no se hará cargo del proyecto.

UGT y CC OO, las dos principales centrales representadas en Babcock, suman dos miembros en el Consejo de Administración de la empresa. Ambos sindicatos se han reunido en Madrid con responsables de la SEPI para conocer de primera mano la decisión de la sociedad pública de apostar por la venta a la firma austriaca. Mientras hablaban, en la planta de Galindo los trabajadores se rebelaban y se oponían a la venta a cualquiera de los dos candidatos.

CC OO se ha mostrado tradicionalmente más dura frente al acuerdo porque no le gustan las dos ofertas. Ayer, sin embargo, fuentes de su federación del Metal aseguraban que si la SEPI decide seguir por este camino tendría que exigir mayores garantías para el empleo y que habría que evitar despidos traumáticos entre los empleados no prejubilables. En la federación del Metal de UGT las cosas van en la misma dierección. Son partidarios del acuerdo y creen que es la única salida.

Pero en la planta las cosas resultan muy distintas. A los trabajadores de Sestao no les sirve de nada que la SEPI se halle dispuesta a propiciar si así se le pide, según confirmo ayer a este diario Ignacio Ruiz-Jarabo, presidente de la SEPI, poner el contador a cero y garantizar el empleo cinco años y no tres, que es el plazo que quedaba tras la fallida privatización. Tampoco les sirve que promueva que el acuerdo de prejubilaciones con el nuevo propietario sea igual al que se alcanzó hace dos años. "No vemos proyecto de futuro. Si nos equivocamos, lo hacemos todos los trabajadores", señaló el presidente del comité de empresa, Miguel Ángel Matabuena, de UGT.

A su entender, las dos ofertas se basan en "buenas intenciones", pero se trata de empresas sin consolidar en las que no aprecian un proyecto de futuro. Su propuesta pasa porque la SEPI realice una reestructuración y posteriormente aplique, según sus propias palabras, el llamado plan de viabilidad Palomino -Enrique Palomino es el actual director general de BBE- con el apoyo financiero de la SEPI. Ruiz-Jarabo rechaza frontalmente esta posibilidad y asegura que después de cinco meses de negociación se ha llegado a una buena situación y que, de no aceptarse en dos meses, llegaría la suspensión de pagos y la posterior liquidación.

Pero puestos a hablar, ayer también lo hizo la matriz alemana, Babcock Borsig Power (BBP), que pidió a la SEPI que cumpla con las "obligaciones derivadas del contrato de privatización, que asegurará el sostenimiento de la compañía durante la necesaria aprobación" de la Unión Europea.

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Ruiz-Jarabo, que está convencido de que BBP va asumir su propuesta, replicó que no tiene sentido pedir que la SEPI cumpla sus compromisos cuando BBP anunció que dejaba de hacerlo. Ruiz-Jarabo se congratuló también que BBE dijera en un comunicado que el futuro de la empresa pasa por su venta.

Lo que aún complica más la situación es que la postura de los trabajadores puede motivar la huida de ATB, que ya ha anunciado que, pese a ganar, si no logra el apoyo de los trabajadores se retirará. Matabuena opina que si tuvieran intención de irse ya lo habrían hecho.

Entre los trabajadores de la planta se tiene la impresión de que, ante dos ofertas malas, la mejor era la de Ultramar. Fuentes cercanas al proceso consideran que es el propio Palomino el que ha creado esta corriente de opinión. El director general de la planta tiene en su poder la carta que, con fecha 3 de octubre, el vicepresidente de la SEPI le envió a él y al responsable de Babcock en Alemania.

En dicha carta se enfrentaban las dos ofertas y la SEPI mostraba sus preferencias por ATB por "su mayor presencia industrial en la actualidad, al integrar negocios con tecnologías propias relevantes (AE o Va Tech), experiencia en gestión de proyectos y en fabricación de equipos industriales". AE es una ingeniería con unas ventas de 130 millones de euros y 280 empleados con tecnología propia y Va Tech, del que es el accionista de referencia con un 19,5%, es "uno de los líderes tecnológicos mundiales" con 3.900 millones de ventas y 17.700 empleos. ATB cuenta además con otras ingenierías y negocios.

Además, la SEPI valoró a favor de ATB su "mayor presencia y experiencia en los mercados mundiales" y destacó la "superior concreción en las propuestas, limitando en mayor medida riesgos posteriores en la gestión". Así las cosas, la decisión está en manos de los trabajadores, tanto en su visión de las ofertas como en la aceptación de la líneas de acción de sus sindicatos.

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