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Una cadena de infanticidios conmociona a Francia

Un niño de cuatro años y una niña de 13 meses fueron encontrados muertos en Estrasburgo durante el fin de semana, con señales evidentes de haber sido sometidos a actos de barbarie. Ambos fueron hallados en domicilios distintos, aunque próximos entre sí. El niño iba a la misma escuela que la hermana del bebé, lo cual obligó ayer a organizar asistencia psicológica para todo un colegio afectado por el tremendo choque emocional.

Esto sucede apenas dos meses después de la muerte de Nicolas, un niño de nueve años torturado presuntamente por sus padres, su tío y su abuela, también en Estrasburgo. Todos ellos están procesados por actos de barbarie "sin intención de producir la muerte". Algunas asociaciones acusan de ineficacia a los servicios de asistencia social de la ciudad, cuya alcaldesa, Fabienne Keller, asegura que no tuvieron conocimiento de datos anómalos.

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Dylan, de cuatro años, estaba escolarizado en ese centro desde que tenía dos. Los padres llamaron al servicio de ambulancias el viernes por la noche, explicando que el pequeño se había caído, pero el equipo médico sólo pudo certificar la muerte. La madre tiene 23 años y vive con un compañero de 19, este último con antecedentes por otras violencias. Los dos han sido encarcelados por homicidio, torturas y actos de barbarie.

Un largo calvario

El niño había faltado a clase una decena de días. La dirección del colegio no se alarmó demasiado: se limitó a comunicarlo a la asistente social y ésta había previsto una cita con la familia para hoy, martes. Sin embargo, la fiscalía ha confirmado que Dylan sufrió un verdadero y prolongado calvario: su cuerpo presentaba señales antiguas y recientes de violencia.

A sólo unos cientos de metros del domicilio de Dylan, un equipo de primeros auxilios descubrió el domingo a una niña de 13 meses, llamada Priscilla, tendida sobre una cama, con el abdomen reventado por decenas de cuchilladas. Su hermana, de cuatro años, va al mismo colegio que Dylan. La madre permanecía ayer en la comisaría lo mismo que su marido, que aparentemente fue quien pidió ayuda. Vecinos citados por la agencia France Presse indican que la madre, de 22 años, estuvo bajo tratamiento psiquiátrico.

Al sur de Francia, un tribunal de Aix-en-Provence condenó el viernes a 15 años de prisión a Patricia Messin, de 44 años, por haber dejado morir de hambre a su hija María, de 26. La víctima, minusválida física y psíquica, pesaba 26 kilos y medía 1,66 metros cuando se descubrió su muerte, hace tres años. El marido de la madre ha sido condenado a 10 años por no haber hecho nada por impedirlo. En la vista oral del juicio se supo que la niña minusválida había sido fruto de la violación de la madre por el abuelo. Como en el caso de Dylan, los servicios sociales tuvieron indicios de que a María le sucedía algo anormal, pero actuaron con calma burocrática: no hicieron nada frente al silencio de la madre respecto a las cartas y llamadas telefónicas.

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