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Portugal y España, los países europeos con mayor exceso de mortalidad en invierno

La calidad de la vivienda y las desigualdades resultan más determinantes que el frío

A pesar de los miles de muertos atribuidos a la reciente ola de calor, el invierno sigue siendo mucho más mortífero que el verano. Las bajas temperaturas causan más muertes en los meses invernales en relación con el resto del año, principalmente entre las personas mayores. Esta sobremortalidad relacionada con el frío está bien documentada en las revistas médicas desde hace unos 150 años y se debe principalmente a enfermedades circulatorias y respiratorias. Un reciente estudio europeo ha venido a constatar no sólo que en los 14 países estudiados hay más mortalidad en invierno, sino además que existen grandes diferencias entre el templado sur y el frío norte. Pero no las esperadas, sino las contrarias.

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Portugal, con un exceso de mortalidad del 28% en los meses de diciembre a marzo respecto al resto del año, y España, con un 21%, son los países con inviernos más mortíferos, mientras que los menos afectados son Finlandia (10%), Alemania (11%), Holanda (11%) y Dinamarca (12%). Estos resultados, basados en datos del periodo 1988-1997, son "sorprendentes, especialmente para el sur de Europa", según el autor del estudio, el epidemiólogo irlandés John Healy, pues la temperatura media invernal de Portugal es de 13,5 grados y la de España, de 6,5 grados, en claro contraste con los 3,5 grados bajo cero de Finlandia y los 1,6 de Alemania.

"Paradójicamente, los países con los climas invernales más suaves, en los que las temperaturas medias permanecen por encima de los 5 grados centígrados, muestran las mayores variaciones en la mortalidad estacional", escribe Healy en el número de octubre del Journal of Epidemiology and Community Health.

Si las bajas temperaturas no parecen ser un factor determinante del exceso de mortalidad invernal, ¿a qué se debe entonces? Healy sospecha que lo que más influye es la vulnerabilidad de la población ante el frío, pues algunos indicadores socioeconómicos del bienestar, como son los niveles de pobreza, las desigualdades económicas, la falta de calefacción y otros factores que analiza en su trabajo se asocian con un mayor exceso de mortalidad. Aunque el estudio no establece causalidades, sí permite concluir que "la mejora de la eficiencia térmica de las viviendas en el sur y oeste de Europa contribuiría en buena medida a reducir las amplias variaciones estacionales de mortalidad observadas".

En opinión del epidemiólogo español Joan Benach, de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, este estudio viene a confirmar lo importante que es para la salud la calidad de la vivienda, condicionada a su vez por el nivel socioeconómico de la gente. Y llama la atención sobre cómo un fenómeno natural como el clima "saca a la luz las desigualdades sociales".

En un trabajo anterior realizado en la ciudad de Valencia por el epidemiólogo Ferran Ballester-Díez se constató, en el periodo 1976-1990, un pico de mortalidad en el mes de enero del 27,7% para las mujeres y del 19,5% para los hombres. El estudio muestra que la mortalidad alcanza su mínimo en el mes de septiembre, cuando la temperatura media es de 23 grados, un valor similar al encontrado en otros trabajos realizados en Barcelona y Atenas.

Urgencias del hospital Vall d'Hebron, saturadas en el mes de enero.
Urgencias del hospital Vall d'Hebron, saturadas en el mes de enero.C. BAUTISTA

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