_
_
_
_
LA POSGUERRA DE IRAK

Decenas de milicias étnicas y religiosas se disputan el control de la seguridad en Irak

El nuevo Ejército cuenta con 700 hombres mientras que los grupos armados llegan a 80.000

Jorge Marirrodriga

Mientras el nuevo Ejército iraquí apenas dispone de 700 soldados, las cinco grandes milicias presentes en el país, dos de carácter étnico y tres de denominación religiosa, pasan de los 80.000, según los cálculos más moderados. Todo un problema para la Administración estadounidense, que, aunque en repetidas ocasiones ha anunciado el desarme de los milicianos, ha visto multiplicarse el número de organizaciones y partidos que forman su pequeño Ejército a medida que se degrada el clima de seguridad en el país. Si el lema de la democracia es "un hombre, un voto", en Irak se ha transformado en "una organización, una milicia".

Más información
Bush otorga a Condoleezza Rice el control de la posguerra y la reconstrucción de Irak
Tres soldados estadounidenses mueren en varios ataques en Irak
Asesinado en Bagdad un diplomático español que trabajaba para los servicios secretos

Sólo los kurdos, divididos entre el Partido Democrático del Kurdistán y de la Unión Patriótica del Kurdistán, cuentan con 70.000 hombres en armas. Le siguen las Brigadas Bader, de tendencia chií, con unos 6.000 combatientes. Al Dawa, partido chií de inspiración islámica, dice poseer unos 4.000. Con un número indeterminado, pero menor, figuran el Ejército del Mesías (chií), el Frente de Liberación de Irak (suní), el Frente de Resistencia Nacional iraquí (suní) o el Congreso Nacional Iraquí (laico presidido por Adnán Chalabi). Cierran la larga lista incontables grupos con apenas decenas de hombres que controlan la seguridad de partidos políticos y organizaciones sociales y religiosas.

El asesinato del líder chií Mohamed Baqer al Hakim ha ratificado entre los chiíes de todos los signos el convencimiento de que sólo sus hombres armados están en posición de garantizar la seguridad de los lugares de culto y sus alrededores. "Desde hace unos meses hemos detectado varios intentos de atentado en las cercanías de la mezquita", explica Saed Shabar, uno de los responsables del Ejército del Mesías en el barrio de Kadamiya, un feudo chií de la capital iraquí donde los estadounidenses han cedido la responsabilidad de la seguridad a estas milicias. "No estoy hablando sólo de bombas o armas, sino también de cosas que dentro de las casas preocupan más a la gente, como alimentos envenenados", asegura Shaber, que luce una camiseta negra con el rostro de Al Sader.

"Las fuerzas de la coalición no pueden garantizar la seguridad por tres razones: en primer lugar, el cometido de un Ejército es hacer la guerra y ejercer de policía; en segundo término, ocupar un país no se trata sólo de tener soldados allí, sino de garantizar la seguridad de la gente y, en tercer lugar, un tanque o un lanzacohetes sirven a la hora de ganar una batalla, pero no se puede andar paseándolos por las calles. Así, los iraquíes ni tienen ni sienten seguridad", subraya el jeque Hamid Rashid Maala Saedi, uno de los dirigentes del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak (CSRII).

Para Rashid, la solución pasa por la asunción de competencias de policía por las Brigadas Bader, cuyo embrión y cuadros de mando han sido formados y entrenados en Irán. Cuando el asesinado Al Hakim regresó del exilio el pasado mes de mayo, lo hizo rodeado de una verdadera guardia pretoriana formada por estos hombres. "Los Bader no tienen tanques ni aviones. Su única misión consiste en ayudar a la reconstrucción", señala el dirigente del CSRII. Esta milicia chií controla los centros urbanos de Nayaf, Kerbala, Kut y parte de Basora.

Sólo en Nayaf, zona de responsabilidad española, las Brigadas Bader tienen las 24 horas del día al menos a 500 hombres que controlan cualquier movimiento en torno a la mezquita de Alí. Muchos de ellos portan tan sólo una credencial, pero otros exhiben fusiles de asalto. "No son un Ejército auténtico y no pretenden reemplazar al nuevo Ejército iraquí, tan sólo hacer labores de policía", subraya Rashid.

La solución, que no disolución, del problema planteado por la existencia de milicias religiosas apunta en la dirección de permitir su actuación en zonas muy delimitadas y bajo otra denominación. "La idea es que haya una policía especial para los lugares religiosos, pero el resto debe quedar bajo el control de la policía civil", señalaba el general español Alfredo Cardona, el mismo día en que España se hacía cargo del control de la seguridad en la provincia de Nayaf.

Por ahora los grandes grupos no sólo no se enfrentan a EE UU, sino que en muchos casos han pactado con ellos el control de importantes núcleos urbanos y además las relaciones entre ellos son, como mínimo, de respeto. Pero lo cierto es que desde el pasado abril, cuando cayó Sadam Husein, cada vez hay más hombres armados y organizados en Irak, algo muy lejos de la idea de unas únicas fuerzas armadas.

Soldados estadounidenses y miembros de la Defensa Civil iraquí participan en una ceremonia, ayer en Tikrit.
Soldados estadounidenses y miembros de la Defensa Civil iraquí participan en una ceremonia, ayer en Tikrit.AP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_