Objeción
Quisiera felicitar a mis compañeros del Hospital Clínico de Valencia por su coraje (por no decir otra cosa) para defender la dignidad de la profesión médica. Me refiero a los ginecólogos que ejercen con libertad y sin complejos el derecho a la objeción de conciencia. A la vez, me solidarizo con mis otros colegas que no pueden ejercerlo por las presiones que reciben. Me cuentan que en la Fe estas presiones se concretan en reducciones de sueldo y en injustas discriminaciones en el día a día. ¿Esto es democracia? ¿porque ese empeño en presentarnos como los enemigos del bien común? Parece que la conciencia de cada médico no vale, se aparca en casa: es su deber anularla en pro del "bien común". Sin embargo, me resisto a ser un monigote porque cuando actúo en conciencia el primer beneficiado es el paciente y con él toda la sociedad.
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