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Reportaje:

El color vuelve a la Via Laietana

La rehabilitación de varios edificios permite recuperar la antigua luminosidad

Ni calle ni avenida. La Via Laietana, que une el centro de la ciudad y el mar, se lava la cara. Esta vía nuclear ha tardado más que otras en desprenderse de su aspecto mortecino, pero ahora está cambiando a gran velocidad. Modernos hoteles, bares de franquicia y locales de comida preparada han poblado el que fue gran eje financiero de la Barcelona de principios del siglo XX, pero la historia resurge ahora más luminosa gracias a la rehabilitación de varios edificios emblemáticos.

Uno de ellos es el hotel Suizo, desde 1906 en el cruce de la calle con la plaza del Àngel. El hotel acaba de sorprender destapando la que fue la fachada original. Al rehabilitar el inmueble, han aparecido las paredes originales de color pistacho y las cenefas que permanecían ocultas. Así lo atestigua el director financiero de la empresa propietaria, Antonio Marias, que conserva con esmero una completa documentación de la historia del hotel.

También se han puesto manos a la obra los dueños del edificio construido en los años veinte por el empresario Valentí Soler en la esquina de la calle con la plaza de Ramon Berenguer. La rehabilitación, que quedará a la vista dentro de un mes, ha destapado los tonos salmón predominantes en el inmueble inicial y ha hecho visibles las cúpulas de pizarrra. Soler era un mayorista textil que hizo fortuna vendiendo ropa a los contendientes de la I Guerra Mundial. Uno de sus nietos recuerda que a su abuelo le costó un millón de pesetas de la época comprar el solar y levantar el edificio.

Más arriba, también el edificio de la Jefatura Superior de Policía se ha rodeado de andamiajes. Y en la parte alta de la calle, Núñez y Navarro construirá un hotel en un edificio edificado en 1917 y ocupado antes por La Caixa, en la calle de Jonqueras, 2. "El inmueble tiene unas características y un valor arquitectónico que piden hacer un hotel para que se conserve mejor", dice la empresa. Habrá que esperar al menos dos años para ver acabadas las obras.

Varias de las rehabilitaciones, en marcha tienen el apoyo del Instituto Municipal del Paisaje Urbano, en el que nació el genial lema Barcelona, posa't guapa. El gerente, Ricard Barrera, dice que desde su creación, hace 18 años, la entidad ha ayudado a rehabilitar el 30% de las fachadas de Barcelona.

Pero en la Via Laietana no sólo se rehabilitan casas. En la parte baja también se construyen pisos. Por ejemplo el grupo de viviendas recién construidas junto a la antigua casa de Antonio Guarro, levantada en 1934 para el industrial papelero; estos pisos cuestan, según informa la empresa promotora, a razón de 4.000 euros el metro cuadrado, lo que supone pagar 352.000 euros (58,5 millones de pesetas) por los más pequeños (88 metros cuadrados) y 468.000 (77,8 millones de pesetas) por los más grandes (117 metros). Los compradores de estos pisos "son en su mayoría personas que viven solas o parejas sin hijos", explica la empresa.

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Otro edificio que se lava la cara es la antigua sede de La Caixa, en el número 56, un inmueble de piedra de color gris, con reminiscencias de castillo medieval, construido en 1917. El edificio, propiedad de la entidad, es ahora testigo de litigios, ya que alberga dependencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).

Si la calle renace ahora con edificios que se ponen al día, el pulso financiero languideció hace muchos años. Casi no quedan sedes bancarias: ni la de La Caixa; ni la del en su momento agresivo Banco Condal de Rumasa, en los años setenta; ni la sede de Crédit Lyonnais, ni la del Banco Hispano Colonial, construida en 1913, por orden de Antonio López -el indiano enriquecido en Cuba-, cuyos bajos ocupa ahora un restaurante chino. Los antiguos bancos o bien han desaparecido o han encontrado otros acomodos. La excepción es la imponente sede central de La Caixa de Catalunya, construida en 1931, que emerge en la esquina con la plaza de Antonio Maura, en lo que antes fue sede del Banco de España en Barcelona.

Pero vena empresarial y sindical siguen presentes en la calle. La patronal Fomento del Trabajo Nacional, dueña del edificio desde 1931, no se ha movido. Y muy cerca de los patrones están las sedes de CC OO y CGT, en lo que antes fue el sindicato vertical. Más arriba se encuentra también la imponente casa de Francesc Cambó. El empresario, político de la Lliga y ministro de Hacienda la mandó construir entre 1925 y 1931, antes de abandonar España y crear en Argentina la Compañía Hispano Americana de Electricidad, la célebre Chade.

Más cerca del mar, en la sede central de Correos, de 1914, también se acaban de retirar los andamiajes. Pero aquí no hay lavado de cara. La entidad ya lavó el edificio para los Juegos Olímpicos. Ahora se ha actuado para restaurar los florones de piedra de las torres, que amenazaban con desprenderse.

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