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La pasarela de Milán se llena de romanticismo y sensualidad

Escasea el pantalón y el vestido femenino se convierte en la prenda estrella

La diseñadora española Amaya Arzuaga clausura hoy los desfiles de moda en Milán, que comenzaron el pasado 27 de septiembre. Más de cien firmas han presentado sus colecciones para la próxima temporada primavera-verano 2004 en el Milano Moda Donna, que ha vivido la vuelta de la diseñadora Jil Sander. La nota dominante ha sido la ola de romanticismo que ha invadido las pasarelas que, envueltas en una capa de sensualidad, han rozado la provocación.

El regreso de la diseñadora Jil Sander, después de tres años de silencio tras abandonar su propia firma debido a discrepancias con Patrizio Bertelli, jefe del grupo Prada (dueño de la marca), ha representado una vuelta a los valores esenciales de pureza y sencillez de líneas que son las señas de identidad de la creadora. En esta ocasión, ha incorporado pálidos y aguados verdes y melocotones, además del blanco roto con difuminados estampados abstractos en gris claro sobre vestidos ingenuos de talles altos o bajos y tirantes anchos en frescos algodones.

El hilo conductor de las propuestas en general se ha basado en el ambiente de vacaciones relajadas pero siempre chic a orillas de la Riviera francesa, con un toque nostálgico por los felices años cincuenta. Destaca la profusión de vestidos muy femeninos tipo lencería o picardías con finos tirantes en sedas y satenes bordados de encajes, blondas y cintas de raso. También se ha notado la influencia de los años veinte con vestidos de talle bajo, a veces con flecos, escotes uve y faldas formando picos al estilo de grandes pañuelos o de varias capas de volantes con largos hasta la rodilla o media pierna, realizados en vaporosas gasas y muselinas. Escasean los pantalones salvo en versión pescador, pero abundan los shorts de largos variados. Se imponen los caftanes, los trench de verano, los blusones holgados que dejan un hombro descubierto y la mezcla de prendas mas sofisticadas con otras más casuales inspiradas en el deporte. Los detalles de pedrería impregnan escotes, bajos de vestidos y sandalias escotadas. Un espectro de colores pasteles -como rosas envejecidos, marfiles, malvas, celestes y verdes pálidos de aspecto desgastado- conviven con otros más agresivos (turquesas, amarillo canario o naranja intenso), desbancando al negro omnipresente que queda relegado a la noche. Un estallido de estampados florales que parecen sacados de un jardín inglés alternan con otros más gráficos.

Inocencia femenina

Hasta Tom Ford, para la firma Gucci, se ha dejado seducir por esta atmósfera de inocencia femenina unida al deporte. Ford propone sofisticadas chaquetas eduardianas ajustadas en cintura con detalles de rosettas plisadas en la espalda sobre pantalones leggings en seda rosa stretch y dobles camisetas de tirantes, cazadoras ablusonadas con capucha y rayas atléticas en mangas y ajustados vestidos-corsé de corte anatómico.

Dolce & Gabbana se han inspirado en Marilyn Monroe, Jean Harlow y Greta Garbo para siluetas hiper femeninas y glamourosas para los vestidos largos estilo sirena o los cortos flapper o charleston de gasa blanca cubierta de cristal, además de una explosión de color para prendas con estampados cómic

y largos abrigos de volantes de gasa. Miuccia Prada propuso una mezcla entre el étnico y los ingenuos años cincuenta para sus turistas accidentales, utilizando telas de cuadros madrás, estampados en tonos degradados, con un toque del Oeste americano a base de motivos navajos, faldas amplias y vestidos camiseros, complementado todo con botas de pitón en colores o sandalias de plataforma.

Christian Lacroix ha evolucionado los estampados de Pucci hacia formas más gráficas y geométricas como agresivos rojos y negros sobre fondo blanco para abrigos trench, chaquetas spencer y pantalones pitillo. Gianfranco Ferrè empezó con trajes de pantalones pescador con chaquetas estilizadas de aire masculino, para evolucionar hacia un estilo de inspiración mexicana de cueros negros o rojos perforados y adornados con tachuelas metálicas o incrustaciones.

Naomi Campbell con un modelo de Dolce & Gabbana.
Naomi Campbell con un modelo de Dolce & Gabbana.REUTERS
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