"Si alguien bloquea la Constitución, deberá asumir responsabilidades"
"Cualquier socio tiene derecho a bloquear el proyecto de Constitución si no se aceptan sus reivindicaciones, pero deberá asumir responsabilidades", advierte Franco Frattini, ministro de Asuntos Exteriores italiano y presidente de turno del Consejo de Ministros de la Unión Europea, en la vigilia de la Conferencia Intergubernamental (CIG) de Roma, donde se darán los últimos retoques al proyecto de la Convención presidida por Giscard d'Estaing. "Vamos a escuchar las peticiones de nuestros amigos españoles", dice en una entrevista este ex magistrado romano, de 46 años, diputado de Forza Italia, dos veces ministro en los Gobiernos de Lamberto Dini y de Silvio Berlusconi, que le pasó la cartera de Exteriores hace 11 meses.
"Hay que tener cuidado y no romper el equilibrio de este castillo de naipes"
Pregunta. ¿Si la CIG no concluye en diciembre será un fracaso para la presidencia italiana?
Respuesta. Es un riesgo a evitar. No será una derrota de la presidencia sino de toda la UE. Si no se redacta la Constitución antes de las elecciones europeas del próximo junio, perdemos todos.
P. Y después de diciembre, ¿habrá margen para la firma del tratado en mayo?
R. No lo creo. Quizá se puedan dejar los últimos detalles técnicos a la presidencia irlandesa a partir de enero, pero si no hay voluntad de lograrlo en diciembre, no lo lograremos unas semanas después.
P. España y Polonia quieren preservar la distribución de votos en el Consejo del Tratado de Niza y exigen modificaciones.
R. No sólo ellos tienen reivindicaciones. Vamos a escuchar las peticiones de nuestros amigos españoles. No decimos que sobre esta cuestión no se pueda discutir, pero la solución debe ser aceptada por todos y representar una mejora del proyecto. Claro que también existe la posibilidad de que un cierto número de países digan que no quieren la Constitución, pero tendrán que asumir responsabilidades.
P. ¿Considera la distribución de votos en el Consejo como uno de los pilares del proyecto constitucional?
R. Sí, pero la presidencia propuso que la cuestión figurase en la agenda y en la reunión de Riva del Garda, el mes pasado, todos los Gobiernos estuvieron de acuerdo. Italia tiene con España y Polonia una especial amistad. Pero discutir no quiere decir aceptar.
P. No quiere decir que se acepta lo pactado en la cumbre de Niza en diciembre de 2000.
R. No, no. La diferencia aquí es que la base de trabajo no es Niza, sino el proyecto de la Convención. Así lo decidió el Consejo Europeo el pasado junio en Salónica.
P. ¿Se puede solucionar el caso español aumentando su cuota de escaños en el Parlamento o modificando el techo de minoría de bloqueo en el Consejo?
R. De esto he hablado con la ministra Ana Palacio cuando vino a Roma. En ese momento ella no tenía una respuesta. Es una posible solución. Pero claro, hay que ir con cuidado y no romper el equilibrio de este castillo de naipes.
P. Pero para España y Polonia es imperativo.
R. Lo sé. Aznar ha hablado con Berlusconi varias veces de esto. Otros Gobiernos han avisado que sacarán sus peticiones. Reino Unido, por ejemplo, sostiene que la Convención ha sido demasiado europeísta sobre defensa.
P. ¿Es más fácil resolver el caso español y polaco que aceptar la reivindicación de los socios pequeños de un comisario por país?
R. Es otro problema, incluso previo a Niza. En Niza se deja claro que con una UE de hasta 27 miembros habrá un comisario por país. Pero después, con la posibilidad de que ingresen Croacia o Turquía, ese principio cae. Mantenerlo para siempre supone dar un paso atrás incluso respecto a Niza. Es un cambio que juzgo peligroso.
P. La Comisión Europea estima justa esa reivindicación.
R. No la comparto y me parece contradictorio con lo que defiende el presidente Romano Prodi. Si lo que se busca es una Comisión menos condicionada por los Gobiernos, un comisario por país quiere decir lo contrario.
P. ¿Cómo satisfacer entonces a los pequeños?
R. Aceptando el principio de rotación de comisarios.
P. ¿Por qué es tan crítico con las propuestas de Prodi?
R. Porque tras 17 meses de trabajo en la Convención sabe bien, como todos los países, que se han examinado en 1.800 horas todas las posibles propuestas y correcciones. Si algunas de las propuestas que ahora sugiere se han descartado, alguna razón habrá.
P. ¿Y es previsible que haya cambios sobre defensa?
R. El compromiso alcanzado por la Convención creo que es justo. Tal vez habrá que especificar que el modelo de defensa europeo no es alternativo a la OTAN, sino coordinado con la Alianza. Es la gran preocupación de Reino Unido, pero también de Italia.
P. ¿Entonces es favorable a que exista una cláusula de defensa colectiva en caso de un ataque a un socio de la UE?
R. Hay que dejar claro que debe funcionar en el marco atlántico. Lo que puede decir esa cláusula es que cuando la OTAN no quiera o no pueda intervenir, lo haga la UE. Defensa europea y defensa atlántica no deben trabajar superponiéndose. Pretender sustituir a la OTAN es un error.
P. ¿Luchará hasta el final Italia para que el preámbulo de la Constitución aluda a la herencia religiosa europea?
R. Ése es un punto muy importante para nosotros como para Polonia, España e Irlanda, y trabajaremos por lograrlo. Pienso que es más fácil conseguirlo que las otras cuestiones aludidas. Se trata del preámbulo. No estamos hablando de los pilares de la Constitución.
P. La relación entre Berlusconi y Prodi es pésima. En Bruselas se dice que ni siquiera hay contactos telefónicos desde que Italia asumió la presidencia en julio. ¿Teme que Prodi hará lo imposible para impedir que la CIG termine bajo presidencia italiana?
R. La Comisión Europea tiene un interés tan fuerte como la presidencia en que la CIG concluya pronto. La rivalidad política interna no debe interferir con su trabajo institucional en Europa. Realmente en el momento actual no hay ninguna interferencia.
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