A la sombra de Bolonia

La chispa se encendió en la Sorbona en 1998. Con motivo de su 700º aniversario, los ministros de Educación de Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia redactaron un documento conjunto que hacía un llamamiento al resto de la UE para colaborar en la "creación de una zona europea dedicada a la educación superior, donde las identidades nacionales y los intereses comunes puedan relacionarse y reforzarse para el beneficio de Europa, de sus estudiantes y en general de sus ciudadanos".

La buena acogida de la iniciativa quedó demostrada un año después en Bolonia, otra cuna de la educación superior. Los cuatro proponentes iniciales se convirtieron en 29 representantes de otros tantos estados europeos que rubricaron allí una declaración política de intenciones convertida en guía de la gestación de un espacio europeo universitario.

El texto resalta la necesidad de "incrementar la competitividad" y el "grado de atracción mundial" del sistema europeo, amén del compromiso de colaboración y coordinación entre los firmantes en pos de varios objetivos: un sistema de titulaciones comprensible y comparable, basado en dos ciclos, uno de pregrado (diplomatura) y otro de grado (licenciatura), éste último conducente a la maestría y al doctorado, un sistema de créditos europeo, la promoción de movilidad de estudiantes y profesores y la cooperación en calidad, formación e investigación.

El documento también sanciona la institucionalización del cónclave para comprobar la evolución de estos propósitos. Este año, la cita es en Berlín, donde se espera la presencia de gobiernos de 48 países. Como en las reuniones precedentes, representantes de sus universidades, entre ellas la UPV, se congregaron meses antes, esta vez en Graz (Austria), para mostrar su punto de vista sobre el ambicioso plan.