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Crónica:CRÓNICA EN VERDE.
Crónica
Texto informativo con interpretación

Las venas del Sur

Más de 7.000 kilómetros de riberas andaluzas se encuentran muy degradadas

Un buen número de cauces andaluces han terminado por convertirse en simples tuberías al aire libre por donde circula el agua y se evacuan todo tipo de residuos. Hasta tal punto ha llegado la degradación de estos ecosistemas que hoy "nos parecería una locura lavar la ropa o bañarnos en un río, algo que era muy corriente en cualquiera de nuestros pueblos no hace más de medio siglo".

Con esta contundencia se expresan los autores del Plan Director de Riberas de Andalucía, documento que acaba de hacer público la Consejería de Medio Ambiente y cuyo objetivo es establecer un diagnóstico fiable del estado de conservación de los cauces de la región. Además de precisar las alteraciones que afectan a estos enclaves, y el origen de las mismas, se examina la viabilidad de algunas estrategias de restauración, aún admitiendo que ésta es una tarea compleja.

Aunque la longitud total de la red hidrográfica andaluza suma cerca de 46.000 kilómetros, en estos trabajos de evaluación los especialistas han prescindido de los tramos fluviales de poca entidad, de tal manera que el inventario final quedó fijado en 24.229 kilómetros. Las riberas asociadas a estos cauces sólo presentan un estado natural, es decir, no muestran alteración alguna, en el 17% de los casos (4.119 kilómetros). Las situaciones buenas o aceptables, con procesos de degradación no muy acusados, se registran en el 52% de este inventario (12.697 kilómetros), mientras que las riberas cuya calidad se califica de "mala" o "pésima" suman un 31% (7.413 kilómetros).

Las actividades humanas que se desarrollan en las márgenes de los cursos de agua son, como es lógico, las que determinan el grado de conservación de estos ecosistemas. Mientras que los usos forestales y ganaderos tienen un impacto moderado, los aprovechamientos agrícolas, que se extienden sobre el 42% de las riberas, suelen ser muy agresivos, si bien las mayores alteraciones aparecen en las zonas urbanas, aunque éstas sólo ocupen el 7% de las riberas.

Aún con mayor inquietud se contemplan las obras de regulación, que en la actualidad afectan a unos 4.700 kilómetros de cauces, ya que en estos casos no son fáciles las obras de restauración. Los esfuerzos por "domesticar" ríos y arroyos han originado un profundo desajuste entre los ecosistemas ribereños y los propios cursos de agua. "La situación", se precisa en el plan director, "es muy diferente a la de hace un siglo, cuando la vegetación ribereña estaba formada por masas forestales de consideración, que se inundaban cada pocos años. Hoy, las inundaciones, si las hay, se producen en periodos de alrededor de 100 años".

En el extremo de la regulación se encuentran las presas, cuyo impacto ambiental es casi siempre motivo de conflicto. Los tramos fluviales que han desaparecido bajo las aguas de un embalse suman ya 981 kilómetros en toda la comunidad autónoma.

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A partir de esta evaluación, los especialistas consideran posible actuar en aquellos cauces que, sin haber perdido su funcionalidad, se encuentran sometidos a diversas alteraciones. Sin detallar la complejidad de estos trabajos, ni entrar en cuestiones presupuestarias, el Plan Director de Riberas de Andalucía sugiere potenciar la restauración de algo más de 19.000 kilómetros de riberas. Este tipo de actuaciones presentan menos dificultades en aquellos tramos asociados a espacios forestales (11.834 kilómetros), y se consideran prioritarias en las márgenes que, discurriendo por espacios naturales protegidos, presentan una calidad mala o pésima (544 kilómetros).

Sin el acuerdo de las diferentes confederaciones hidrográficas, dependientes del Gobierno central, este empeño es inviable, como se han ocupado de recordar algunos colectivos conservacionistas. Los responsables de WWF/Adena citan el caso de las riberas que discurren por la comarca de Doñana, cuya situación analizó este grupo ecologista en 2001. A pesar de situarse en un espacio protegido al que se derivan múltiples inversiones para la restauración ambiental, sólo 100 kilómetros de los 447 que suman las riberas de esta comarca se encontraban en buen estado, "y en dos años la situación no ha mejorado en ninguno de estos ríos".

Guido Schmidt, responsable de aguas continentales de WWF/Adena, apoya la iniciativa de la Consejería de Medio Ambiente, pero resalta que "sin las confederaciones hidrográficas es imposible mejorar la conservación de las riberas". Sería imprescindible, añade, una reforma administrativa, sobre todo en lo que se refiere a las comisarías de aguas. "En la práctica", lamenta, "tienen un escaso margen de maniobra debido a la escasez de personal destinado a la vigilancia de los cauces".

El Guadalete, en suspenso

Las buenas intenciones que animan el contenido del Plan Director de Riberas de Andalucía se ven hipotecadas por el desarrollo del que en su día, y sobre el curso del contaminado Guadalete, fue considerado un programa de restauración fluvial modélico.

El acuerdo suscrito en junio de 1988 entre la Federación Ecologista y Pacifista Gaditana y la Junta de Andalucía no tenía precedentes a escala nacional, y su valor aún habría de multiplicarse al unirse a esta iniciativa los 24 ayuntamientos de la cuenca y la Diputación. Se trataba, en definitiva, de depurar los vertidos urbanos, agrícolas e industriales desde prácticamente el nacimiento del Guadalete hasta su desembocadura, recuperando asimismo el cauce para el uso y disfrute públicos.

El plan fue refrendado por la totalidad de los parlamentarios andaluces en 1991 y a lo largo de ocho años se llegaron a invertir en el mismo 115 millones de euros, mejorando de forma palpable la calidad del río y sus riberas. Sin embargo, la Comisión de Seguimiento, que revisaba cada seis meses el desarrollo del plan, dejó de reunirse en 1999. Desde entonces, denuncia Ecologistas en Acción, "la Junta de Andalucía está incumpliendo sus compromisos". El Parlamento ha dejado de recibir información puntual sobre las obras ejecutadas y pendientes e, incluso, "se ha suprimido la figura del coordinador del plan".

Esta paralización, critican los ecologistas, "es más incomprensible, si cabe, teniendo en cuenta los grandes avances que se realizaron durante la pasada década". La recuperación del Guadalete ha sido notable, "pero quedan actuaciones importantes por desarrollar". Aún hay municipios que carecen de depuradora, y algunas de las existentes no funcionan o lo hacen de forma deficiente.

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