Vida después del Getxo Sound
La edición de nuevos discos de Leslie y Rockadélica confirma que el municipio ha superado la crisis del movimiento
Tras el boom del sonido Seatle, durante la pasada década la industria y el público fijó la vista en el rock. Éste volvía a ser objeto de consumo masivo, se puso de moda y todos querían su trozo de pastel. Algunas de las réplicas del terremoto Nirvana sacudieron España y la coincidencia de varios grupos en activo en algunas regiones dio lugar al alumbramiento de fenómenos como el Xixón Sound, que tuvo como máximo exponente a Australian Blonde, y el Getxo Sound, que colocó a El Inquilino Comunista al frente del underground.
Ese conjunto de niños-bien era únicamente la punta de lanza, el objetivo prioritario de las cámaras, en un momento en el que la localidad vizcaína llegó a contar como pulmón con una sala para 1.000 espectadores (Gwendolyne), una programación semanal de conciertos y un Concurso de Pop Rock Local. Sin embargo, igual que el Xixón, el Getxo Sound resultó ser un globo que de tanto hincharse acabó explotando. A muchos la onda expansiva les apartó definitivamente del panorama musical, pero a otros el golpe les curtió y hoy continúan vinculados a la música. Con una diferencia: tienen los pies en el suelo.
Es el caso de Alfredo Niharra, cantante, músico y compositor cuya guitarra se puede escuchar en el único elepé de Quite Fantastic y que emulaba a la de George Harrison en los efímeros The Dolly Beatles. Hoy, comanda un cuarteto llamado Leslie que ha debutado con Dra. Roberta. Sus nueve temas ahondan en un pop rock en castellano aderezado con detalles rocanroleros y la puntual contribución de armónica y órgano Hammond, aunque casi desprovisto de aridez y agresividad, lo que facilita su digestión.
"Nuestro disco es de un estilo muy new wave. Es pop como lo podrían hacer los Romantics, Paul Collins, The Knack... Con estos grupos nos han comparado en muchas ocasiones. También con Dave Edmunds, Nick Lowe o Joe Jackson. Al ser en castellano puede recordar más a Tequila o Los Ronaldos, pero hay un estilo propio que le da un sello característico", detalla Niharra acerca de un álbum grabado bajo la supervisión de Mikel Biffs, guitarrista y cantante de los punk rockers bilbaínos Safety Pins.
Ahora los corrillos aún debaten de vez en cuanto si lo del Getxo Sound fue una simple moda, la ilusión de unos cuantos cándidos o si realmente había un potencial comercial que por algún motivo no llegó a explotar. Pero el líder de Leslie tiene claro que hoy en día ser getxotarra no ayuda a vender más discos: "No, ya no es como antes. Si a principios de los 90 decías que eras de Getxo, ¡guau!, ya eras algo. En la segunda mitad de esa década, en cambio, te miraban con lupa, era más un inconveniente que una ventaja. La gente estaba harta de eso del Getxo Sound", recalca.
Sin embargo, esa tendencia a la baja no impide que surjan grupos como Rockadélica, otro cuarteto que se acaba de estrenar auspiciado por el Aula de Cultura de Getxo. Su repertorio contiene rock americano, funk, rock sureño y algún toque hendrixiano. "Nuestro sonido es rockero y setentero. Ahora, estilísticamente intentamos variar todo lo que podemos. Intentamos meter cosas de folk, de reggae, de rock sureño americano, de psicodelia estilo Grateful Death...". Así describe Dani Cabanela, guitarrista, cantante y compositor de Rockadélica, la propuesta de su banda. El músico nació en EE UU y vivió en Minnesota hasta los 25 años. Entonces se instaló en Vizcaya y, en lo musical, notó "una diferencia abismal, tremenda. Allí hay mucha más variedad musical".
A golpe de subvenciones
"Lo bueno de ser de Getxo es que el Aula de Cultura suele apoyar el pop con subvenciones bastante interesantes. Además de traer aquí festivales de blues, jazz y folk, todavía guardan parte del presupuesto para las bandas locales. Se agradece mucho". Estas palabras de Alfredo Niharra señalan lo que para muchos ha resultado ser el principal sustento de la escena musical getxotarra: las subvenciones.
A día de hoy hay 97 grupos censados en el municipio vizcaíno, por lo que podrían embolsarse los 1.200 euros establecidos como ayuda económica a la hora de grabar un elepé. La cantidad se reduce a 360 euros cuando se afronta la edición de una maqueta, un single, un EP, un videoclip, carteles u otro tipo de material publicitario gráfico.
Muchos alaban ese proceder, aunque no falta quien opina que de ese modo la escena resulta inflada y sostenida artificialmente por las facilidades que otorgan las instituciones. Es el caso de Juan Carlos Parlange, quien ha grabado tres elepés al frente de los grupos getxotarras Los Clavos y Bonzos. "El Getxo Sound era una moda, no existía. Desde luego, jamás una cosa que venía apoyada por un ayuntamiento llegará a nada, en el sentido de que no se puede hacer a la gente cómoda. La gente tiene que pelear, tiene que luchar por sí misma", aseguraba el músico en el último número del fanzine Harlem.
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