El billete olímpico, en suspense
Derrotada por Rusia, España se juega el bronce europeo y su presencia en Atenas ante Polonia
El suspense se mantiene. La historia de selección en el Europeo continúa sin dar pistas sobre su final. España perdió ayer frente a Rusia y el sueño de clasificarse por primera vez en su historia para unos Juegos Olímpicos sigue siendo eso, un sueño, aunque aún con visos de realidad. Si las españolas superan hoy a Polonia, en la lucha por el tercer y cuarto puesto, estarán el próximo verano en Atenas. Ayer, frente a la gran Rusia, que disputurá el oro ante la República Checa, las españolas perdieron el billete seguro hacia la capital griega.
Abrumada por el poderío ruso, España se pasó el primer cuarto del encuentro buscando su sitio en la pista, sin saber cómo responder a las rusas que, con la final y el pasaporte para Atenas en juego, saltaron a cancha dispuestas a no dar la más mínima opción a las jugadoras de Vicente Rodríguez. Parecía como si todo el buen juego que desplegó España durante la primera fase del campeonato se le hubiera olvidado de repente; como si la épica remontada protagonizada la víspera ante Serbia y Montenegro, hubiera fundido al equipo español como un azucarillo. Sudor y lágrimas le costaba a España quebrar la sólida muralla defensiva levantada por las rusas, mientras éstas impartían una clase magistral de fundamentos técnicos. Ni siquiera necesitaban las pupilas de Golovine recurrir a su excelente librillo táctico. Su gran envergadura les bastaba -Valdemoro era incapaz de frenar a Skopa- para desbaratar cuelquier intento español de quebrar su solidez.
RUSIA 78 - ESPAÑA 71
Rusia: Arkhipova (10), Skopa (16), Arteshina (17), Ossipova (11), Baranova (14) -cinco inicial-; Kalmikhova (2), Korstine (6) y Ossipova (0).
España: Palau (7), Camps (2), Valdemoro (18), Pons (14), Cebrián (7) -cinco inicial-; Sánchez (8), García (10), Pascua (2) y Ferragut (3).
Parciales: 25-12, 15-17, 21-19 y 17-17.
Árbitros: Suturovic y Smesh.
Pabellón de Patras. Unos 1.500 espectadores.
Y, sin embargo, cuando parecía que las esperanzas de asegurar una plaza para los Juegos se quedarían en suspenso, España revivió. Rusia ya no fue la inalcanzable Rusia y las españolas comenzaron a parecerse a la mejor España. La defensa en zona que tan buenos resultados les había ofrecido frente a Serbia no acababa de ser efectiva, pero su puntería comenzaba a afinarse. Añadieron después el punto de velocidad que les había faltado durante los primeros 10 minutos y las gigantescas rusas comenzaron a tener problemas. Su defensa ya no era un muro infranqueable. Su ataque ya no resultaba tan letal. Los rechaces ya no eran todos suyos. Sólo así, España pudo irse a descansar con un marcador (40-35) con el que ni por asomo habrían soñado minutos antes, cuando Rusia se manejaba con ventajas de 15 puntos.Sólo así, España pudo soñar con emular la gran remontada protagonizada frente a Serbia.
Con esa fijación saltó de nuevo a la cancha y ése era el camino que parecían tomar las discípulas de Vicente Rodríguez cuando, al empezar el tercer cuarto, se colocaron a sólo un punto de las rusas (40-39). La ilusión, sin embargo, se desvaneció tan rápido como se gestó. Amenazada, Rusia soltó un zarpazo que hirió durante cinco minutos a las españolas e impidió que culminaran la remontada. Epaña se resistió a doblegar la rodilla. Salió al perímetro y buscó acercarse de nuevo, dar emoción al encuentro. No lo logró. Con todo por decidir, el último cuarto no tuvo la historia ni el desenlace esperados. Rusia fue de nuevo la gran Rusia, el engranaje casi perfecto, la gran favorita para hacerse con el cetro europeo, y España sólo pudo reconocer su superioridad.
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