_
_
_
_
EL TESTIMONIO ANTE EL JUEZ DEL ASESINO CONFESO DE MÁLAGA | LA INVESTIGACIÓN DE DOS ASESINATOS

King declara que atropelló a Sonia sin querer

Tony Alexander King, el asesino confeso de Sonia Carabantes y Rocío Wanninkhof, se autodefine como "un enfermo" y asegura que su dolencia se debe a sus irreprimibles deseos sexuales por "tocar a niñas". Así lo ha reconocido King en la declaración que ha prestado ante Gonzalo Alonso, el juez de Coín (Málaga) que instruye el crimen de Sonia. King confiesa ser el autor de ambos crímenes y asegura que su encuentro con Sonia fue casual, según han explicado a EL PAÍS fuentes cercanas a la investigación conocedoras del testimonio judicial. King, un camarero de 38 años que se afincó en España hace seis, admitió ante el juez, con frialdad, que todas sus fechorías tienen su raíz en los problemas sexuales que padece.

El supuesto criminal confesó tres agresiones sexuales en Torremolinos, Mijas y Benalmádena
Más información
Graham se negó a ayudar a King a deshacerse del cuerpo de Rocío
Interior abre una investigación para saber qué se hizo con el 'informe King' de 1998
La policía británica analiza la posible relación de King con varios crímenes sin resolver

El presunto criminal declaró que la noche del 14 de agosto, cuando raptó y mató a Sonia, de 17 años, fue el azar el que hizo que se topase con ella. King relató al juez que durante las fiestas bebió con profusión hasta acabar "muy borracho" y se topó con Sonia cuando ya se iba a su casa. Al sacar su coche, estacionado cerca de la vivienda de Sonia, marcha atrás, atropelló a la chica sin querer, según su testimonio. Se dio cuenta del atropello porque notó un golpe en la parte trasera del vehículo. Se apeó para ver lo ocurrido y vio a la chica tendida en el suelo, inmóvil y semiinconsciente. Al verla, despertaron en él deseos sexuales, según contó al juez. King detalló que abrió el maletero del coche, metió a la chica dentro y huyó del lugar. Tras dar varias vueltas con el coche por distintos lugares de la Costa, detuvo el vehículo en un lugar escondido, abrió el maletero, sacó a la chica, la cogió en brazos y la colocó en los asientos traseros del vehículo para aprovecharse.

Antes de llevar a Sonia hasta el paraje rocoso del término municipal de Monda, a seis kilómetros de Coín, y enterrarla allí bajo piedras, repitió varias veces la agresión sexual, según su testimonio.

Durante el interrogatorio, los investigadores preguntaron a King por las señales que Sonia tenía en el cuello y que revelaban que ésta había sido estrangulada. La respuesta de King fue extraña. Según él, esas señales se produjeron cuando él sacó del maletero a la chica para colocarla en el asiento trasero. Subrayó que el cuello de la chica se enredó en "una goma" que llevaba en el maletero y que la señales se las pudo causar él al sacarla y tirar de ella para llevarla a la parte trasera del coche sin percatarse de que tenía la goma enroscada en el cuello.

En ningún momento King habla de que forcejease con Sonia tras el atropello. Según él, la chica quedó insconsciente y él la introdujo en el maletero del coche. Un dato que pone en entredicho lo del forcejeo y que puede corroborar la versión de King es, según han explicado a El PAÍS fuentes cercanas a la investigación, la ausencia de arañazos en el cuerpo del presunto asesino. "No tiene arañazos; él refirió dolor en una de las manos, pero no arañazos", razonan estos medios.

De hecho, la muestra de ADN de King hallada en el cadáver de Sonia no procede de rasguños en el rostro que ella provocase al británico al defenderse. Según estos medios, el ADN de King descubierto en el cadáver de Sonia procede de un minúsculo trozo de piel desprendido de un pliegue de una mano del presunto asesino. Esa muestra pudo quedar en el cuerpo de Sonia cuando King la metió o la sacó del maletero del coche.

King se autodefinió como un enfermo, pero sus respuestas fueron frías y, en general, carentes de gesticulación. King rememoró que sus problemas sexuales vienen de su infancia en el Reino Unido, donde, según admitió, tuvo problemas con varias mujeres (cinco, según los investigadores) a las que agredió sexualmente y por lo que estuvo en cárcel del Reimo Unido. No obstante, insistió en que tales delitos ya los había purgado en cárceles de su país de origen. El motivo de venirse a vivir a España fue porque se casó con una compatriota suya que es de origen chileno y que tenía familiares en la Costa del Sol. En su declaración, King no menciona en ningún momento que, durante su infancia, una hermana suya hubiese sido violada y que él más tarde ajustase las cuentas a los autores.

King reconoció en el interrogatorio, que ocupa algo más de siete folios, que fue el autor de la muerte de Rocio Wanninkhof, el 9 de octubre de 1999. El cadáver de Rocío fue hallado un mes después en Los Altos del Rodeo (Marbella). A Wanninkhof, según admite King, la mató a cuchilladas tras perseguirla. En este caso no habla de un encuentro casual. El móvil, también fue sexual.

King también confesó que había abusado de otras tres jóvenes en tres lugares diferentes de la Costa del Sol, Mijas, Benalmádena y Torremolinos. Al menos una de las víctimas objeto de tales abusos ha sido ya identificada por los agentes de la Guardia Civil que llevan las pesquisas e incluso está dispuesta a iniciar acciones contra King.

Uno de los motivos por los que el juez instructor de la muerte de Sonia Carabantes, Gonzalo Alonso, aún mantiene el secreto del sumario es que sigue a la espera de que los investigadores le remitan los resultados de los análisis efectuados en el vehículo, un Ford Fiesta blanco, que utilizó King para transportar a Rocío Wanninkhof hasta el lugar en el que fue hallado su cadáver.

También está a la espera de los resultados de las prendas y ropa interior que la Guardia Civil decomisó en la vivienda de King, en Alhaurín el Grande. Los agentes se llevaron abundante ropa interior, pero no hallaron ni prendas de las chicas asesinadas ni recortes de periódicos dando cuenta de los pormenores de la desaparición o hallazgo de los cuerpos de ambas jóvenes, como es habitual en criminales con estas patologías.

Tony Alexander King, el pasado domingo, durante su traslado a la cárcel.
Tony Alexander King, el pasado domingo, durante su traslado a la cárcel.GARCÍA-SANTOS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_