Monti acepta el plan alternativo del Gobierno francés para evitar la quiebra de Alstom

La Comisión Europea aprobó ayer el plan de salvamento revisado en favor del gigante industrial Alstom, después de que el Gobierno francés se comprometiera a "no participar" como accionista en el grupo hasta que Bruselas apruebe su plan de reestructuración, valorado en 3.200 millones de euros. El Ejecutivo comunitario examinará ahora con lupa si ese plan garantiza la viabilidad a largo plazo del coloso, en riesgo de quiebra, así como el montante de las ayudas y las contrapartidas que ofrece París para preservar la competencia en el mercado en el que opera Alstom.

"Tengo en mis manos un compromiso incondicional de las autoridades francesas", anunciaba a media tarde de ayer el comisario europeo de la Competencia, Mario Monti, visiblemente satisfecho por el resultado obtenido tras un intenso fin de semana de negociaciones contra el reloj. "El Gobierno francés ha aceptado modificar el plan de salvamento de una manera que sastiface íntegramente las condiciones impuestas por la Comisión Europea", añadió. París optó finalmente por sustituir el aumento de capital en Alstom por títulos subordinados reembolsables en acciones en 15 y 20 años.

Pero Monti dejó claro que sólo podrá aceptar una inyección de capital público en Alstom si, tras el examen del plan de reestructuración notificado en agosto por el Gobierno francés, se confirma que la intervención del Estado no causa problemas. También aseguró que tiene garantías de las autoridades galas para que esa inyección se considere deuda y no se transforme en capital si hay un resultado negativo en la investigación. "En cualquier caso tenemos todos los medios jurídicos ante tal eventualidad", advirtió.

Decisión rápida

Mario Monti se comprometió a llevar el examen del plan de reestructuración con la mayor diligencia posible. La decisión de Bruselas podría llegar en un tiempo récord de seis meses, cuando lo normal es que en un caso tan complejo la investigación dure hasta 18 meses. "Es un objetivo realista y ambicioso", reconocía Monti, "por eso vamos a consagrar todos los recursos y energías para minimizar al máximo el tiempo necesario".

Bruselas rechazó el pasado miércoles el plan de salvamento original de París ante los riesgos "irreversibles" que planteaba para la competencia en el mercado interno europeo. El colegio de comisarios habilitó por ello a Mario Monti para que prohibiera la inyección de capital público mientras se analizaba el plan, a no ser que se presentara antes de la medianoche de ayer una solución alternativa. París reaccionó al ultimátum y puso un plan avalado por los bancos acreedores.

El comisario insistió en la importancia que ha tenido el cambio de actitud del Gobierno francés para encontrar una salida que evitara la quiebra. "Ha habido un claro progreso en la disponibilidad

[de las autoridades francesas] para encontrar nuevas soluciones y con gran rapidez", dijo. Pero la Comisión recordó que las reglas de la competencia son a la vez un instrumento y un "arma esencial" para garantizar la competitividad de la industria europea.

El primer rechazo de Bruselas al plan de París provocó en Francia un debate "caliente", como lo calificó Monti, quien dudó en poner en evidencia la presión "moral" y "política" a la que se ha visto sometido en los últimos días. Sin embargo, se mostró comprensivo hacia las críticas lanzadas contra Bruselas. "Somos conscientes del papel que juega este grupo en el tejido industrial y social francés y europeo, pero en la Comisión no tenemos prejuicios negativos ni hacia Francia ni hacia Alstom".