La cuenta atrás de Pedro Duque
El astronauta inicia la fase final de su preparación, que incluye la caída balística de la nave espacial rusa Soyuz
A un mes de su viaje al espacio, el astronauta español Pedro Duque, de la Agencia Europea del Espacio (ESA), comienza la cuenta atrás final de su entrenamiento en la Ciudad de las Estrellas, en las afueras de Moscú, sometiéndose hoy a un experimento sobre el regreso a la Tierra, que será una de las etapas más delicadas de su misión.
Duque, de 40 años, será lanzado al espacio en una nave Soyuz el próximo 18 de octubre desde el cosmódromo de Baikonur (en Kazajistán) con destino a la Estación Espacial Internacional (ISS en sus siglas inglesas). Su misión concluirá diez días después con su retorno a bordo de otra nave Soyuz, que actualmente se halla acoplada a la ISS. Por el viaje de Duque, España paga a Rusia, a través de la ESA, 12 millones de euros.
El español ha superado con sobresalientes la veintena de exámenes a que le han sometido
Duque pone hoy "a prueba por primera vez" su capacidad de control de la reentrada en la atmósfera en la llamada centrifugadora, un simulador donde su cuerpo será sometido a una aceleración de hasta 5 G, es decir cinco veces la fuerza de la gravedad en la Tierra.
El astronauta, que actuó ayer como anfitrión de la Ciudad de las Estrellas ante un grupo de periodistas invitados por la ESA, pasó las pruebas fisiológicas de reentrada en la atmósfera el pasado otoño. Su organismo es apto para la experiencia, pero la capacidad de control se medirá en la centrifugadora. "Ensayaré diferentes perfiles de caída", explica Duque, sosteniendo en su mano el mando de control, un panel ergonómico con dos asas y varios amplios botones fáciles de apretar. Entre ellos hay uno con las letras BS, que indican el descenso balístico (balisticheskii spusk en ruso).
De las posibilidades de descenso que le ofrece la Soyuz (automático controlado, manual controlado y dos modalidades balísticas), el modo balístico fue el que experimentó inesperadamente una nave Soyuz el pasado mayo. Ahora, los responsables de la ISS han tomado medidas para evitar las incomodidades de un retorno semejante, si se repite la "conjunción de factores en una milésima de segundo" que ocurrió entonces. Se han mejorado las instrucciones a la tripulación y a los equipos de salvamento y rescate, y además los astronautas han sido equipados con un teléfono satélite, señala Duque.
El astronauta español ha superado con sobresalientes la veintena de exámenes que debía realizar en la Ciudad de las Estrellas. Por delante le quedan sólo tres pruebas, incluida la de reentrada en la Tierra, una sesión de seis horas en una réplica de la ISS y una batería de problemas a resolver en una réplica de la Soyuz, que incluye lanzamiento, acoplamiento y desacoplamiento.
Los psicólogos han determinado ya que Duque y sus compañeros de lanzamiento, el ruso Alexander Kaleri, "una enciclopedia sobre la Soyuz", y el estadounidense Michael Foale, son compatibles y pueden viajar juntos. De la cuenta atrás forma parte un fin de semana de vacaciones que los tres astronautas, todos juntos y con sus respectivas familias, pasarán en algún lugar de Rusia a principios de octubre.
Este respiro es, según Duque, una práctica muy útil, porque "se desinfla la tensión y se mejora el rendimiento". En la cuenta atrás hay también un viaje previo a Baikonur el 7 y el 8 de octubre para familiarizarse con las particularidades concretas de la Soyuz, que será lanzada al espacio. Por precaución de los responsables rusos, la tripulación principal y la tripulación de repuesto van a Baikonur en dos aviones distintos. Tras la inspección, los astronautas regresarán a Moscú, donde pasarán las últimas pruebas médicas, antes de volver al cosmódromo la semana previa al lanzamiento.
El astronauta español asegura sentirse cómodo en condiciones de ingravidez y no tener ningún problema para dormir en ese entorno en el que otros se despiertan con la pesadilla de estar precipitándose al vacío. Duque muestra el interior de la maqueta de la ISS como si enseñara su casa, desde el panel de mando para los acoplamientos de módulos hasta los armarios del equipo de producción de oxígeno.
El material para los experimentos que Duque realizará, e incluso el traje de trabajo, fueron enviados ya al espacio en naves Progress. Cada astronauta tiene derecho a llevar consigo un kilo y medio de efectos personales. Duque, que llevó dos muñecos de sus hijos en su viaje a bordo del transbordador Discovery en 1998, no ha decidido aún qué le acompañará en esta ocasión. De momento, está seleccionando la música que le gusta, "clásica y de mi generación", desde Mozart a Bach pasando por Miguel Ríos y Joan Manuel Serrat, sin olvidar los compositores rusos.
La idea de llevar un jamón ha sido abandonada y a la hora de comer, lo único que realmente no le gusta a Duque es la "col hervida", aunque, subraya, "tampoco la ponen" por las consecuencias que tiene su digestión. El español asegura estar dispuesto a cumplir todos los rituales de los cosmonautas rusos, que incluyen no brindar por el futuro y orinar sobre la rueda de un autobús, imitando el gesto de Yuri Gagarin en el primer vuelo espacial.
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