Miedo y silencio
La decisión del nuevo Fiscal Anticorrupción de proponer al Fiscal General el archivo de la denuncia contra Cajasur presentada por la Junta de Andalucía por falsedad documental y apropiación indebida, era lo que cabía esperar, una vez producido el cambio del anterior Fiscal, Carlos Jiménez Villarejo por Antonio Salinas, más proclive a defender los intereses del Gobierno del PP. Era lo esperado porque en este asunto de Cajasur se han dado todos los elementos que componen el concepto que la derecha, que representa el PP, tiene de la democracia y del poder. En primer lugar, el menosprecio a la administración autonómica y su desconfianza hacia la profundización del Estado de las Autonomías que consagra la Constitución. El desarrollo autonómico que llevaron a cabo los gobiernos del PSOE basado en la descentralización y el diálogo institucional, se vio frenado con la llegada de la derecha al poder. A partir de entonces las escasas competencias que Andalucía ha conseguido ha sido a base de lucha y tenacidad. Recordamos lo que ha costado conseguir las Políticas Activas de Empleo, por poner el último ejemplo. Esto contrasta con la enorme rapidez que se ha dado el Gobierno del PP en despojar a la Junta de Andalucía de sus competencias en Cajasur. Estoy seguro de que si se le ofreciera otra ocasión para sustraer alguna competencia más a los andaluces, no dudaría en hacerlo con igual celeridad.
El segundo ejemplo del concepto de democracia que tiene el PP se refleja en los estatutos que ha aprobado para la administración de la entidad. Disminuye hasta casi hacer desaparecer la ya escasa presencia con que contaban las administraciones públicas y los representantes sociales, fortaleciendo, en cambio, los designados por la Iglesia hasta alcanzar una mayoría en los órganos de gobierno. Es decir, le entrega el poder a una institución para nada democrática. Esto me recuerda que en una visita a la entonces Alemania del Este, me intentaban convencer de que ellos también tenían democracia puesto que en el Parlamento estaban representados varios partidos políticos, eso sí, todos tenían un número inalterable de escaños y, por supuesto, el Partido Comunista con mayoría aplastante. Al menos allí se esforzaban en parecer demócratas, éstos ni eso, es más, parecen muy contentos de haber conseguido no parecerlo.
El tercer ejemplo que se da en este caso es el control que ejerce la derecha en su relación con el Poder Judicial y la Fiscalía General. Es cierto que el sistema de designación de sus representantes se presta a ser controlados por el Gobierno o la mayoría parlamentaria, pero un partido que tenga como objetivo fortalecer el sistema democrático, que significa representación plural, debe acudir al diálogo con el resto de las fuerzas políticas para establecer un consenso, y sobre todo conseguir la confianza de la sociedad en el sistema judicial, que tiene que alcanzar una imagen clara de independencia como fuente de su credibilidad. Pero han actuado en la dirección opuesta, han convertido a la Fiscalía General en un órgano desprestigiado cuyas decisiones son previsibles, siempre a favor del Gobierno. El único ejemplo que quedaba de independencia era el Fiscal Anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, un rebelde que ejercía su trabajo sin mirar a quién beneficiaba o perjudicaba, pero se cumplieron los negros presagios de los que le auguraban un pronto final y fue sustituido por alguien más disciplinado.¿Cómo se iba a investigar una institución como Cajasur amparada por el Gobierno? La denuncia era tan evidente que algo había que hacer. Eso de que se cobraran dietas por ir a misa, al cine, al teatro, a conciertos y demás eventos a 240 euros cada una hasta completar una cifra de 10.3 millones de euros con cargo a los fondos de la Obra Social, nada menos, supone un escándalo social. Bueno, pues se archiva el caso penal y se indica el camino hacia el procedimiento administrativo. Simplemente se concreta en que estos chicos no son mala gente, sólo algo traviesillos. Aquí paz y allí gloria, nunca mejor dicho.¿ Y la justicia?
Con ser grave esta situación de deterioro democrático que estamos sufriendo, es más preocupante lo que reflejaba el titular del pasado martes dia 9 en estas mismas páginas, "Miedo y silencio en Córdoba a la hora de enjuiciar a Cajasur", porque refleja una realidad. De este asunto no se habla, todo lo más se murmura y eso significa que toda sociedad que tiene miedo a expresarse públicamente no es libre. Esa falta de libertad, esa democracia aguada, esa alianza de la derecha con el poder económico de la Iglesia, ese control de las instituciones del Estado, unido al regreso de la religión a las aulas, la designación del sucesor de Aznar, el control de los medios de comunicación públicos... conforman una estampa parecida a otra del pasado que, con mucho esfuerzo, conseguimos enterrar. Es urgente empezar por recuperar la palabra, porque al menos seremos libres.
Herminio Trigo Aguilar fue alcalde de Córdoba y es miembro de la ejecutiva regional del PSOE
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