Riquelme resuelve en el último remate

Lo tuvo casi todo el partido entre el Espanyol y el Villarreal jugado ayer en Montjuic. Faltó, si acaso, un fútbol más trenzado. Lo intentó el Villarreal por definición, llenando Benito Floro el centro del campo de peloteros, intentando jugar el balón y llegar al área rival pase a pase, poco a poco, de forma elaborada. Pero se topó con Javier Clemente y su Espanyol, dispuesto a no dejarle salir con la suya, negándole espacios y tiempo para pensar. Cuestión de estilos.

La mano la ganó el equipo local durante buena parte del partido, pero al final el que se llevó los puntos y sumó su primera victoria desde el incio de campeonato fue el Villarreal. Lo hizo agónicamente, resistiendo casi 20 minutos con un hombre menos -Quique Álvarez fue expulsado por una doble amonestación- y aferrándose al empate a contracorriente, metido atrás todos, cuando lo que les pide el cuerpo es estar al otro lado del campo. Dos intervenciones prodigiosas de Reina y un error de Lopo en un remate franco avalaron la faena del equipo de Floro.

El gol de la victoria, en cualquier caso, tuvo su miga porque llegó en el minuto 90 y de penalti dudoso: Belletti pisó el área blanquiazul por vez primera en todo el segundo tiempo y, al sentir el bufido de Wome, mordió el césped. Pitó el árbitro, los locales dirán que picó y apareció Riquelme, Román según la camiseta, para transformar la pena máxima y decidir.

Riquelme apareció en el último momento, aunque asumiendo la responsabilidad, de un partido que al Espanyol se le puso que ni pintado con un tanto de Maxi Rodríguez. Pero la ventaja no le duró ni diez minutos. Víctor empató con la colaboración de Lemmens, que se tragó el remate del delantero. La ansiedad volvió a jugarle una mala pasada al equipo de Clemente, que buscaba un colchón de tres puntos ante el difícil calendario que le aguarda. El Espanyol le dio todas las vueltas posibles al partido e incluso Clemente recurrió a Tamudo -salía de una lesión-, Jordi Cruyff y Àlex Fernández, en un intento de retomar el mando en el campo y en el marcador.

El equipo blanquiazul se fue por el Villarreal, que acusó el desfondamiento de Roger. El gol, sin embargo, se le negó, incluso jugando en superioridad numérica. Reina mantuvo vivo a su equipo en los momentos más delicados, especialmente en una intervención a un remate a bocajarro del capitán, Tamudo. El partido maduraba a favor del Espanyol. Pero, cuando el empate se aceptaba como un mal menor en Montjuïc, apareció Belleti, se interpuso Wome y el árbitro pitó penalti. La jugada que reclamaba justamente Riquelme para dar fe de vida. El argentino no falló y dejó al Español en ascuas.