Chequeo a los cuarenta
No está mal que la sanidad valenciana ofrezca un chequeo a todos los ciudadanos a partir de los cuarenta años. Las ventajas, tanto para las personas como para la administración, son tan evidentes como la ITV para los coches. Así se consigue prevenir accidentes que perjudican a uno mismo, a los demás y los gastos derivados para las instituciones. No está tan claro que tenga que ser a los cuarenta, porque con frecuencia es más importante el rodaje que el tiempo de permanencia en el cuerpo. De todas formas, es bueno salir de una revisión sabiendo que tienes la pintura deteriorada por la polución, principios de cataratas en los faros o que estás castigando demasiado el hígado con mala gasolina. Nada que objetar.
Sin embargo, siempre que se ofrece un nuevo servicio al ciudadano, la tendencia es pedir un poco más, ampliar el campo y generalizar el tema. Por ejemplo, tampoco estaría mal que un equipo de psicólogos revisara el estado de tu identidad. Hace ya tiempo que se conoce la crisis de los cuarenta, por no mencionar la de los sesenta, sin olvidarse tampoco del desconcierto en la adolescencia. El chequeo de la identidad podría terminar en consejos preventivos muy útiles. Debería hacer usted un poco más de ejercicio con su autoconcepto, que lo tiene un poco oxidado, manifestar con más frecuencia sus competencias personales y tampoco vendría mal una resonancia de su autoestima, que la tiene un tanto manoseada por abusar del término con demasiada frecuencia. Una cosa así o algo parecido, tendría también grandes ventajas para todos nosotros.
Claro que ya puestos a una ampliación del servicio, se podría pensar en la utilidad de un chequeo de proyectos de futuro, porque no todo consiste en conocer el estado actual de la cosa. Vamos a ver, ¿qué piensa hacer usted en los próximos diez años?, preguntaría el experto. Pues verá usted, quiero ganar más dinero, me gustaría cambiar de pareja un par de veces, divertirme bastante los fines de semana y viajar a países exóticos por vacaciones. Creo que se pasa un poco, podría contestarnos, con el rodaje que ya tiene encima y con unas ruedas algo desgastadas a la altura de la rodilla. Es probable que su proyecto sea demasiado ambicioso, le recomiendo un proyecto más modesto, la valvulina ya no le da para tanta experiencia emocional, debería pensar en algo más ecológico. Es un decir, pero hay que reconocer que nos vendría de perlas este tipo de chequeos.
Cada día sabemos menos sobre nosotros mismos y nos lo tienen que contar todo después del chequeo pertinente. Por no saber, hasta tienen que decirnos que estamos enfermos o que vamos a estarlo. La posmodernidad nos deja sin conocimiento propio, todo lo que sabemos es a través de los demás, principalmente a través de los expertos, ya sea en esto, en aquello o en cualquier cosa. Sólo un moderno, un tanto anticuado, es capaz de afirmar que se encuentra bien, sabe quién es y tiene claro lo que quiere. Afortunadamente, ya quedan pocos de esos, por eso es bueno que la administración nos ofrezca al resto una amplia variedad de chequeos. Y esto que les cuento, dejémoslo claro, no es que yo lo sepa o esté convencido. Es que lo leí hace poco y me lo contaron en un importante master de una universidad extranjera.
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