En la soledad de la escritura

"Nada es real si no lo escribo", sentenciaba Virginia Woolf. Aunque Fernando Pessoa prefería pensar que "escribir es olvidar. La literatura es la manera más agradable de ignorar la vida". La labor del escritor está llena de contradicciones, riesgos y dudas. Por eso, Peter Handke siente la "necesidad de escribir una historia larga y coherente, para sentir de nuevo la posibilidad de fracasar".

Pocas actividades son tan autorreflexivas como la literaria. Parece que los autores, inevitablemente, piensan y escriben sobre su quehacer. El oficio de escritor es un libro que reúne una amplia selección de estos pensamientos a través de citas de los grandes escritores. Producto del trabajo en los talleres de escritura creativa Fuentetaja y ordenado temáticamente por Ana Ayuso, este pequeño trabajo empieza por dar respuestas a la pregunta ¿por qué se escribe?, para luego indagar en las respuestas de los grandes escritores sobre el proceso de la escritura, la inspiración, la angustia de escribir o los días en blanco del creador. Concluye con 25 consejos para el escritor principiante extraídos también de ideas expresadas por Faulkner, Hemingway, Conrad, Simenon, Borges, Carver, Carson McCullers, José Luis Sampedro o Luis Landero. Un pequeño volumen con suficientes ideas como para tenerlo siempre a mano.

Quien ha hecho de esta especie de aforismos o pensamientos en torno a la escritura una costumbre, casi una disciplina, es el alemán Peter Handke. Historia del lápiz es como un cuaderno de apuntes, fragmentado y algo caótico, pero que dice mucho de su forma de trabajo, el mecanismo mental del escritor y los consejos que se da a sí mismo: "No decir nunca: 'Una pareja' ('Una pareja de amantes jadea, acabo de leer'): siempre hay tan sólo el uno en el otro", escribe Handke, y también: "Arrebata a la gente sus metáforas cotidianas".

El solitario vicio del escritor tiene sus demandas, abismos y epifanías. "La única forma de soportar la existencia es aturdirse en la literatura como en una orgía perpetua", escribió Flaubert y Mario Vargas Llosa tomó esa idea para titular así su ensayo sobre Madame Bovary. La mayoría de los escritores están de acuerdo en que para escribir hay que saber leer y el autor peruano es un afilado y lúcido lector. La verdad de las mentiras reúne los ensayos críticos de Vargas Llosa de obras como La muerte en Venecia, de Thomas Mann; Dublineses, de Joyce; Lolita, de Nabokov; Opiniones de un payaso, de Böll, o Sostiene Pereira, de Tabucchi.

Otro escritor del boom, el Nobel Gabriel García Márquez, se ocupa de un asunto distinto en Cómo se cuenta un cuento. No es un libro escrito por él sino la transcripción de las conversaciones surgidas en el seno de uno de los talleres de guión en la Escuela de Cine y Televisión de Cuba, en los que participa. Los jóvenes estudiantes presentan una idea y, guiados por García Márquez, la desarrollan. No sorprende por su genialidad, pero resulta curioso ver en acción el mecanismo de su imaginación.