Prioridad para la ex catedral

La Colegiata de San Isidro acomete la fase decisiva de una restauración de gran calado, iniciada en 1999, que le ha permitido recobrar parte de su antiguo esplendor. El templo se alza en la calle de Toledo, fue ideado en el siglo XVI por Juan Bautista de Toledo y tiene disposición jesuítica. Sufrió un voraz incendio en 1936. Durante tres siglos ha sido catedral de Madrid hasta la consagración por el Papa de Nuestra Señora de la Almudena en 1993. Los torreones que rematan su planta han sido ya restaurados, al igual que tres de sus más importantes capillas laterales, elevada expresión del barroco ornamental madrileño. En una de ellas, la de San José, fueron descubiertos en recientes obras frescos de santo Tomás y santa Teresa de Jesús, así como de cinco próceres jesuitas, ocultos bajo medallones que, al ser removidos, mostraron sus efigies debajo. Ahora, los restauradores estudian un sistema para exhibirlos junto con el ornato áureo que las recubría, cuyo brillo otorga al conjunto una atractiva pátina.

La actuación cuenta con un presupuesto anual de 210.000 euros y es fruto de un convenio entre Educación, Cultura y Deportes, la Provincia Eclesiástica de Madrid y la Consejería de las Artes, cuyo consejero, Carlos Baztán, acompañado ayer por la concejal Alicia Moreno, impulsora de estas obras, presentó sus resultados y metas.