La normativa lingüística abre una nueva polémica entre UPN y sus socios convergentes
CDN pide que se retire el cambio de reglamentación del pleno de mañana en Pamplona
El intento de UPN por eliminar los soportes de información bilingües en el Ayuntamiento de Pamplona ha abierto el primer conflicto de importancia con sus socios convergentes en el equipo de gobierno de la capital navarra. Ambos partidos han evidenciado ya este verano sus divergencias en el Gobierno foral de coalición que comparten al negarse los regionalistas a defender ante los tribunales las ayudas económicas que Navarra aprobó para el colectivo de viudas. El Gobierno central recurrió esta equiparación de las pensiones con el salario mínimo interprofesional al Tribunal Constitucional. CDN quiere que el cambio de normativa no se discuta en el pleno municipal de mañana.
El partido de Juan Cruz Alli, del que depende la mayoría absoluta de los regionalistas en Pamplona, pretende ahora matizar el alcance de los recortes lingüísticos que persigue el equipo de la alcaldesa, Yolanda Barcina, de UPN.
Tras conocer el texto de la nueva disposición que los regionalistas iban a introducir en la ordenanza municipal de euskera, y después de una reunión de su ejecutiva, el concejal convergente Luis Ibero pidió al portavoz regionalista en el consistorio, José Iribas, la retirada del asunto del orden del día del pleno previsto para mañana, jueves.
UPN pretende introducir en la ordenanza la posibilidad de segregar el euskera y el castellano en soportes diferentes en todo tipo de comunicaciones municipales, otorgando una absoluta potestad para ello al equipo de gobierno.
Pese a la petición de CDN, que ha pedido más tiempo para estudiar la reforma, la convocatoria del pleno dada a conocer ayer por la alcaldía incluye como asunto final el debate y la votación del cambio de la ordenanza, que ha sido rotundamente rechazada por todos los grupos de la oposición. CDN considera ineludible "introducir modificaciones" en el texto, según ha señalado Ignacio Pérez Cabañas, concejal delegado de Cultura.
Los dos partidos han restado importancia a su disputa. "Hablamos de meros cambios técnicos en los que no se plantean recortes de derechos", indica Ibero. "El 95% de los soportes bilingües seguirán siendo únicos y sólo en casos excepcionales, justificados por motivos funcionales, habrá soportes diferentes porque mantener el soporte único causaba problemas", aseguró el portavoz convergente.
Esa excepcionalidad es un matiz que UPN no incluye en el texto de reforma de la ordenanza actualmente vigente, que fue aprobada en 1997 por convergentes, socialistas e Izquierda Unida, y en la que se estableció la edición bilingüe en un único soporte en bandos, edictos, rotulación de edificios, calles, espacios públicos o cualquier medio por el que el Ayuntamiento se dirige de modo general a los ciudadanos.
Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia obligó la pasada legislatura a UPN a respetar su propia norma y editar en un único soporte castellano-euskera el programa festivo de San Fermín. La sentencia vinculó el concepto de bilingüismo a la existencia de un soporte material único para ambas lenguas y no a la redacción de un textos diferente en cada idioma.
Malestar
En el seno de UPN ha levantado un evidente malestar este desaire público de sus socios. "No entendemos este cambio de criterio", afirmó Iribas tras conocer las discrepancias convergentes. "Queremos el consenso de todos los grupos", replicó Ibero. Esta aspiración parece difícil de alcanzar si CDN no enmienda la redacción ya debatida y aprobada en la comisión de Presidencia y Cuentas del consistorio.
"Rompe el espíritu de consenso", ha dicho el portavoz socialista, Ángel García Undiano. "Posibilita un bilingüismo discrecional", estima Pedro Esparza, de Izquierda Unida. "Es discriminatoria y contraria a la normalización", resalta Iñaki Cabasés, de Eusko Alkartasuna. "CDN no puede jugar a la ambigüedad", indicó Aralar en un comunicado de prensa.
Todos los grupos esperan conocer ahora si UPN aceptará los cambios que pide su socio o si los convergentes acabarán admitiendo la absoluta discrecionalidad que la marca navarra del Partido Popular quiere atribuirse en la política lingüística del consistorio pamplonés.
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