Adiós a las cuentas chinas
Pekín adopta el método estadístico internacional para evitar las críticas sobre la fiabilidad de sus datos económicos
El Gobierno chino ha anunciado que este año ofrecerá los datos de crecimiento de la economía más exactos de su historia. En un nuevo paso para alejarse de la herencia comunista, Pekín ha adoptado un nuevo método de cálculo del producto interior bruto (PIB) basado en el sistema de contabilidad internacional. Algunos economistas aseguran que las estadísticas chinas son inexactas y que las autoridades han inflado las cifras en los últimos años. Pero el nuevo sistema no estará completamente implantado al menos hasta 2006.
Muchos dirigentes locales exageran los resultados en beneficio de sus carreras políticas y otros los encogen para ceder menos impuestos
Durante un viaje realizado a Pekín en los años setenta, acompañando al senador Henry Jackson, el académico estadounidense Lucian Pye preguntó a Deng Xiaoping qué población tenía China. El pequeño timonel, que aún no estaba a los mandos del país, le respondió: "No lo sabemos".
Desconcertado ante la respuesta, Pye le dijo que cómo podía ser cierto si acababan de finalizar el censo. Deng le miró como si hubiera hecho una observación "un poco estúpida", y le contestó: "En algunos lugares piensan que es bueno tener un gran número, en otros creen que es bueno tener un número pequeño, así que ¿cómo podemos saberlo?".
La anécdota, recogida en un informe en la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad Estados Unidos-China, resume en pocas palabras una de las mayores dificultades a las que se enfrentan las autoridades chinas cuando de cifras se trata. Máxime cuando esas cifras están destinadas a construir el PIB de un país de cerca de 1.300 millones de habitantes.
En los dos últimos años ha habido bastante polémica entre los economistas chinos y algunos extranjeros sobre la fiabilidad de las estadísticas y el grado de verdad de los altos ratios de crecimiento que ha experimentado el país desde que inició el proceso de apertura y reforma hace dos décadas.
El cascabel del gato
El cascabel se lo puso al gato el profesor de la Universidad de Pittsburgh Thomas G. Rawski, quien en un artículo titulado ¿Qué está ocurriendo a las estadísticas del PIB chino? publicado a finales de 2001 planteaba serias dudas sobre la credibilidad de las tasas de crecimiento del país asiático. El escrito levantó ampollas en China, donde los expertos se volcaron en la prensa oficial para rebatir los argumentos de Rawski y sus seguidores. Hasta el punto que Zhu Rongji, entonces primer ministro, llegó a decir del académico estadounidense: "Me pregunto si el profesor ha estado alguna vez en China. Si hubiera estado, vería que si no hubiera existido un crecimiento tan rápido, China no sería hoy lo que es".
A partir de 2003, los argumentos de los detractores del milagro chino tendrán menos fundamento. Por primera vez, según ha anunciado la Oficina Nacional de Estadísticas, "China abraza por completo el Sistema de Contabilidad Nacional (SNA, en sus siglas en inglés)", de acuerdo a las normas de las Nacionales Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y la Unión Europea. Pero el Gobierno ha reconocido que no estará completamente implantado al menos hasta dentro de tres años.
Según ha asegurado Zhang Shuguang, director del Instituto de Investigación Económica Tianze, la falta de transparencia que ha rodeado las estadísticas del PIB, independientemente del sistema que se utilice, ha sido la razón principal de las dudas sobre la exactitud del crecimiento económico.
Tsui Kai Yuen, profesor del Departamento de Economía de la Universidad China de Hong Kong, lo explica: "Obtener datos fiables para calcular el PIB es un problema para la mayoría de los países, incluido Estados Unidos. Lo que ocurre es que Pekín está cambiando del viejo sistema soviético de economía planificada a las prácticas internacionales. Bajo el antiguo método, todas las empresas industriales tenían que reportar a la oficina de estadísticas, pero muchas no entregaban la producción a precios reales, sino a los precios fijados en el plan oficial, según la lista de precios de referencia. Algunas porque querían engordar los datos, otras porque no sabían hacer los cálculos. Como consecuencia, el PIB resultaba inflado".
A partir de los años ochenta, con la llegada de las reformas, aparecieron nuevos bienes para los cuales no existían precios de referencia con los que cifrar la producción, y, según Tsui, muchas empresas comunicaban, de nuevo, la producción conforme a normas preestablecidas. "Además, el sistema de objetivos que tienen los líderes provinciales
[uno de los cuales es la evolución de la economía] incentiva la manipulación", dice el economista. "Esto es un problema grave. Algunas regiones dan cifras de más y otras de menos".
Muchos dirigentes locales exageran los resultados en beneficio de sus carreras políticas, otros encogen los números para ceder menos impuestos. Y un buen conjunto de los nuevos empresarios ocultan para pagar menos impuestos. Esta falta de transparencia y la ocultación responden, según algunos expertos, al mismo patrón que el producido durante la epidemia de neumonía atípica que recorrió el país la pasada primavera.
China es diferente
Otra muestra de que las cosas en China son diferentes, aseguran algunas fuentes, es que Pekín facilita la cifra de crecimiento de la economía nada más acabar el año, mientras otros países más avanzados tardan meses.
El nuevo sistema solucionará, según reconoce el Gobierno, el hecho de que el PIB industrial y el agrícola estén sobrestimados en las estadísticas y, por otro, que el pujante sector de servicios esté infravalorado. Los economistas chinos argumentan que ambos defectos se compensarán, por lo que las cifras no cambiarán mucho.
El Banco Asiático de Desarrollo (BAD) y la Oficina Nacional de Estadísticas van a financiar un proyecto que durará tres años para reforzar el sistema estadístico en el sector de servicios. El BAD aportará 450.000 dólares, de los 750.000 que costará la iniciativa.
El sistema heredado de los soviéticos fue utilizado en China hasta 1984. Entre 1985 y 1992, ambos métodos coexistieron. A partir de entonces comenzó a introducirse el SNA, aunque se retuvieron algunos de los modos de cálculo de la era comunista. Hasta este año.
"Es difícil decir si Tom Rawski tiene razón, porque nadie posee todos los datos", dice Tsui. "Pero lo que está claro es que las prácticas estadísticas chinas cada vez son más similares a las de otros países. Un sistema que obvia a los burócratas y empresas tentados de suministrar datos incorrectos".
Exceso de inversión en los sectores industriales
La máquina industrial china se ha embalado. Así lo asegura el Gobierno, que ha lanzado una seria advertencia sobre el exceso de inversión que se está produciendo en los sectores del automóvil, el acero, los materiales de construcción y los metales no férreos. Según la Comisión Estatal de Desarrollo y Reforma, la duplicidad de proyectos en estas actividades se ha acelerado desde principios del año pasado.
"La duplicidad de las inversiones ha sido siempre un problema de la economía china, por la simple razón de que los gobernantes locales quieren maximizarlas para favorecer los intereses de su región y porque piensan que esto favorece a sus carreras", explica Tsui Kai Yuen. Las autoridades han advertido que van a tomar medidas para impedir la proliferación de proyectos, que se ha visto disparada en buena parte por el aumento de la demanda.
La lluvia de inversiones en el sector del automóvil ha dejado a los fabricantes nacionales en una posición débil frente a las grandes multinacionales extranjeras. Sólo dos de las 123 compañías chinas producen más de 500.000 vehículos al año, y otras ocho superan las 100.000. Alrededor de 70 fabrican menos de 1.000 unidades anuales.
La nueva política industrial pretende desincentivar la producción basada en el montaje de componentes traídos del extranjero. Los vehículos que sigan siendo fabricados de este modo serán tratados fiscalmente como importados. El objetivo es impulsar la investigación y el desarrollo y aumentar el nivel tecnológico.
En los sectores del acero y el hierro, la producción y la inversión han crecido un 21% y un 130%, respectivamente, en el primer semestre del año. Pequeñas factorías que fueron cerradas por obsoletas, han vuelto a funcionar, aunque sus productos son de baja calidad. Mientras tanto, según la comisión, hubo escasez de bobinas de acero y chapa galvanizada.
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