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El Gobierno francés promete un 'plan Marshall' para los ancianos

París destinará 250 millones a mejorar los asilos tras la ola de calor

El primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, se reunió ayer con representantes de las distintas organizaciones que prestan atención a los ancianos o a personas enfermas. Se trataba de discutir con ellas sobre el plan Marshall reclamado por Hubert Falco, secretario de Estado para los ancianos, quien constataba, hace sólo dos días, que "ha sido necesario un drama como el provocado por la ola de calor este año para que se tome conciencia del problema que plantea la vejez".

Raffarin y Falco no pueden limitarse a desbloquear 103 millones de euros porque esos fondos fueron los que, ellos mismos, en enero, congelaron para intentar reducir el déficit del Estado. Falco recuerda que "no se recuperan 20 años de retraso en sólo uno", y pide "paciencia dentro de la urgencia". Su reclamación la ha cuantificado en 250 millones de euros suplementarios cada año.

Para Pascal Champvert, presidente de la más representativa de las asociaciones de residencias de ancianos, "hacen falta 7.000 millones de euros que pueden invertirse en 3, 5 o 7 años, eso es discutible, pero no el montante". Champvert no acepta el discurso que ahora defiende todo el Gobierno y que Falco resume así: "Ése es un drama de responsabilidad colectiva, y no sólo del Gobierno".

El Ejecutivo ha preferido poner énfasis en los 300 cadáveres que en París -50 más en Burdeos- esperan en el depósito a familiares que los reclamen para proceder a su entierro en vez de insistir en el hecho de que el 50% de las víctimas han muerto en residencia, un 30% en el hospital y que, del 20% restante que ha fallecido en su casa, la gran mayoría lo ha hecho acompañada de los suyos. Poner el acento en el drama de la soledad permite exonerar las instituciones y el Ejecutivo al tiempo que culpabilizar un país que sólo ahora descubre que ha envejecido, que el 20% de su población ya ha cumplido los 60 y que antes de 10 años tendrá a más de dos millones y medio de personas de más de 85 años. Para Champvert "no es con amor como vamos a resolver el problema. Sin duda les podemos pedir a los ciudadanos que vayan a dar un besito al anciano de su inmueble, pero pronto habrá que dar 20 besitos en cada inmueble". Si los servicios de urgencias ya han visto cómo les prometían 2.000 millones de euros para modernizar sus servicios y disponer de más personal, el plan Marshall de los ancianos se mueve en la nebulosa de la buena voluntad.

"El 1 de octubre desvelaremos su perfil exacto", ha dicho Falco. Para los responsables de las residencias, "el problema es de personal preparado. Nuestra dotación es tres o cuatro veces inferior de la que disponen en Holanda, Alemania o Suiza", dice Champvert.

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