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Defensa aseguró en un documento que Irak tenía viruela, carbunco, gas mostaza y neurotóxicos

"Pueden ser empleados con fines terroristas", decía el texto que sirvió para declaraciones públicas

Miguel González

El Ministerio de Defensa elaboró el pasado 9 de febrero un informe sobre las armas de destrucción masiva supuestamente en poder de Irak, que se entregó a los 19 militares autorizados a conceder entrevistas a los medios de comunicación para que basaran en el mismo sus declaraciones públicas. El documento -titulado Irak, Armas de destrucción masiva, Argumentario de Sanidad- aseguraba que el régimen de Sadam disponía de arsenales de virus de la viruela, esporas de carbunco, toxina botulínica, aflatoxina, gas mostaza o neurotóxicos, que "pueden ser empleados con fines terroristas".

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Además del cuestionario con 62 preguntas y sus respectivas respuestas -publicado por EL PAÍS el pasado martes-, Defensa entregó un documento sobre armas de destrucción masiva a los 19 militares autorizados a realizar declaraciones a los medios de comunicación, que concedieron más de 150 entrevistas durante la guerra de Irak. "Las preguntas del ámbito sanitario que se considera se pueden hacer [por los periodistas] frecuentemente serían de detalle o puntuales, otras veces especulativas y orientadas a lo que se percibe como amenaza propia. Para preparar todas ellas, se considera más práctico presentar un argumentario polivalente", explica el texto.

El informe pasa revista a los programas nucleares, biológicos y químicos del régimen de Bagdad. Respecto al nuclear, no lo considera "una amenaza significativa", pues "los programas de Irak de desarrollo de armas nucleares no parece que hayan culminado con la disposición de esas armas y, de otro lado, no parece que dispongan de vectores de lanzamiento que alcancen territorio nacional", alega.

"Parece un hecho probado"

En cambio, "parece un hecho probado", sostiene el documento, que "Irak no ha destruido los stocks de que disponía de armas biológicas, entre las que se encuentran las siguientes: virus de la viruela y esporas de carbunco (antrax en inglés)". El informe señala que "podrían hacerse ataques terroristas con estos agentes" y que la protección debe centrarse "en el ámbito de la inteligencia y policial, ya que no es una solución razonable inmunizar a toda la población".

Tras recordar que la viruela es una enfermedad erradicada y que todos los españoles nacidos antes de 1973 están vacunados, señala: "El criterio que se viene aplicando en Occidente es vacunar inicialmente sólo a los que previsiblemente vayan a estar en contacto con enfermos".

"Según la información disponible, Irak posee cantidades apreciables de toxina botulínica y aflatoxina", agrega el informe, antes de advertir de que "su detección es difícil y actúan a dosis muy bajas. Sin embargo, su manejo y dispersión requiere una determinada tecnología".

"Se tiene conocimiento", continúa el texto, "de que Irak dispone de armas químicas, fundamentalmente iperita y neurotóxicos. Su manejo no es sencillo, en especial si se trata de cantidades importantes; aun así pueden ser empleados con fines terroristas".

El texto recuerda que Irak empleó iperita o gas mostaza en su guerra con Irán, pero señala que se trata de un agresivo de uso militar, con una "utilidad menor" para fines terroristas.

En cambio, "los neurotóxicos sarín, somán y VX son los de posible empleo", agrega, antes de recordar que el sarín fue utilizado en el atentado del metro de Tokio de 1994, que causó 12 muertos. Como antídotos, añade, se utiliza atropina y oximas, que la Sanidad Militar española produce en autoinyectables.

Además, menciona la posibilidad de un atentado con material radiactivo. "Se trataría de la dispersión de radionucleidos mediante explosivos convencionales", explica. "No cabe duda de que un ataque terrorista de esta naturaleza tendría gran impacto social, aunque desde el punto de vista sanitario no se plantearían graves problemas".

El informe concluye que "las posibilidades teóricas de ataques terroristas con armas de destrucción masiva son múltiples", pero "los informes más fiables de las capacidades de Irak indican que los agentes de riesgo son los arriba indicados". Por ello, "no parece un ejercicio inteligente especular ante la opinión pública con los riesgos de amenazas remotas", aunque los expertos "deben considerar todas las posibilidades".

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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