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Calendario / 17 de agosto de 1988 | HUMOR
Columna
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Criadillas de Perico

Un restaurante segoviano ha incluido en su carta un plato llamado "Criadillas de Perico al maillot amarillo". El fervor patrio en torno a Perico Delgado no hubiera llegado tan lejos de no ser por el incidente del control antidoping. ¿Cómo que nuestro Perico se droga? Nada de eso. Aquí lo hacemos todo por criadillas, y una pizca de probenecida, un medicamento que se toma para la gota. Lo que pasa es que los franceses nos tienen manía. Peor para ellos. Dentro de unos años sólo se recordará la etapa de Alpe d'Huez, o el descenso de la Madeleine con el que Indurain reventó a todos los rivales de Perico, dando una lección de lo que es un gregario. Y se recordará cómo Perico se hacía el muerto en la montaña para demarrar por sorpresa en pendientes del 12% con millones de españoles botando en el sillón: ¡Dale, Perico, dale!

Por razones desconocidas, sólo se hace control antidoping a los deportistas, cuando lo lógico sería hacérselo a los políticos. Fíjense en las declaraciones de nuestros líderes políticos de los últimos días. Alfonso Guerra: "El PSOE es el partido de los obreros y los campesinos". Julio Anguita: "La perestroika es el regreso a los más puros principios leninistas". Y nadie se escandaliza. Lo lógico sería que en estos días un comisario del Tour fuera con un frasquito persiguiendo a los políticos, y después de una declaración así, les solicitara una micción.

También tiene parte de culpa la moda de los cursos universitarios de verano, donde se dan las conferencias después de comer y pasa lo que pasa. En este ambiente relajado, a alguien se le podría ocurrir invitar a Carlos Solchaga y a Nicolás Redondo para que hicieran una representación tridimensional de los náufragos de Forges:

-Este año se han matriculado un millón de coches, diría Solchaga.

-Sí, pero todos en Empresariales, le replicaría Redondo.

Recién terminada la guerra entre Irán e Irak (con empate, cosa lógica, dado que todo Occidente ha vendido armas a los dos), empieza la guerra del Gobierno contra UGT. Los socialistas de toda la vida siempre han tenido dos carnés, el del partido y el del sindicato, y ahora les dan a escoger entre papá y mamá. Felipe González y Nicolás Redondo intercambian puyitas a distancia, como el legendario matrimonio Kramer: "Yo le aupé a la secretaría general del PSOE en 1974 y ahora fíjate"; "Yo le tenía que resolver los congresos de UGT y ahora viene con ésas". Ya veremos en qué acaba, porque los socialistas tienen la costumbre de convertir sus problemas internos en crisis nacionales: ya pasó con la OTAN, y ahora nos toca sufrir el divorcio de los González Redondo.

-Os habéis entregado a la biutiful pípol, dice Redondo.

-No seas tosco, replica Solchaga.

Y resucita otra guerra, la de los GAL. Ahora que ya no actúan, comienzan a aparecer indicios comprometedores para el Gobierno. "Ni existen pruebas ni existirán", ha dicho González, y nadie le ha hecho control antidoping. Sólo a Perico, porque a partir del 1 de enero presidiremos Europa, llevamos dos años creciendo al 5%, creamos más puestos de trabajo que nadie y van a por nuestros deportistas, que ya no son héroes esporádicos como antes, sino campeones sistemáticos, como Perico, Sito Pons, Ballesteros y Pedro Almodóvar, que sí cuenta, porque si el deporte es cultura, también a la viceversa. Todo es un poco gracias al PSOE, que nos ha modernizao.

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