¿Justicia?
Leemos en los diarios que el todopoderoso Estados Unidos ha resuelto, sin tener en cuenta nada más que sus criterios, que a José Couso lo mataron sus soldados en legítima defensa. La amenaza de una cámara de televisión parece ser motivo más que suficiente para asesinar a quien la lleva, sobre todo si lo que se pretende es ocultar todo aquello que no se quiere dar a conocer a ese resto del mundo que vive detrás de las fronteras del gran país norteamericano; sobre todo si con esas imágenes se tira por tierra la enorme propaganda que ha sustentado la mentira de esta guerra ilegal y obscena y si pone al descubierto el triste poder militar con el que se enfrentaba uno de los mayores ejércitos del planeta que, curiosamente, fundamentó su ataque para librar a la humanidad del peligro de unas armas inexistentes manejadas por tiranos que deseaban erigirse en dueños del mundo.
Y mientras todo esto pasa, mientras los amos zarandean la opinión y la verdad con explicaciones tan vagas como ridículas, nuestro Gobierno asiente convencido, recatado, sumiso.