Sin agua en Cleveland

Cleveland, una de las mayores ciudades de Ohio, sufrió especialmente las consecuencias del gran apagón. El corte de suministro eléctrico obligó a detener las cuatro plantas que depuran y bombean agua en el área metropolitana, por lo que más de un millón de personas se quedaron sin luz y, además, sin agua. La Guardia Nacional tuvo que movilizarse y distribuir por la ciudad 32 camiones cisterna de gran tamaño, para que al menos los bomberos tuvieran agua en caso de incendio.
Más de la mitad de los grifos seguían secos ayer, pese a que las cuatro plantas bombeadoras y 23 subestaciones volvían a funcionar.
La alcaldesa, Jane Campbell, explicó que antes de reanudar el servicio era necesario eliminar el aire en los casi 8.000 kilómetros de cañerías públicas, y recomendó a la población que, en cuanto recuperara el servicio, no bebiera agua corriente sin antes hervirla al menos cuatro minutos. Campbell no quiso hacer previsiones acerca de cuándo volverían a la normalidad el servicio eléctrico y el bombeo de agua potable. "El agua, como la electricidad, puede recuperarse unas horas, y volver a interrumpirse; hay que tener paciencia", declaró.
Los barrios más altos de la ciudad iban a ser los últimos en tener agua, según la alcaldesa, por las dificultades para recuperar la potencia de bombeo necesaria, y entraba dentro de lo posible que sus habitantes tuvieran que soportar un fin de semana con el inodoro inservible y sin ducha ni aire acondicionado, en una de las épocas más calurosas del año.
El apagón había paralizado durante unas 15 horas las instalaciones de depuración y millones de litros insalobres se habían mezclado con el agua potable. Las depuradoras del alcantarillado también habían dejado de funcionar, por lo que excrementos y aguas residuales fueron directamente vertidos al lago Erie. El Ayuntamiento de Cleveland recomendó que nadie se bañara en el lago al menos hasta la semana próxima.
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