Horno alto en peligro
Algo se está cociendo y algo se fragua para trasladar o hacer desaparecer el horno alto de Sestao actualmente catalogado como "monumento histórico cultural" o algo similiar. En cuanto veo en la prensa algún encabezamiento sobre la cuestión me echo a temblar, pues intuyo que no va a ser positivo. El último, cuando nos comunican que el Gobierno vasco busca apoyo para conservar dicho horno, aquí se habrán frotado las manos muchas personas, sobre todo los ínclitos alcaldes de Sestao a los que desde el primer día les cayó como un dolor de tripas la conservación de dicho monumento, cuando son estas personas y nuestros responsables culturales los primeros que deben luchar por mimar y cuidar uno de los pocos restos arqueológicos-industriales que nos quedan.
La riqueza del País Vasco surgió con nuestra Zona Minera, en la que se destruyó el 99% de su material. Una vez que dio todo el producto que tenía, cogió la antorcha la zona industrial de la Margen Izquierda, que lleva el mismo camino, destrucción y avandono. Aquí podemos hacer el símil de esas familias que pasan sin agobios las vacaciones dejando al abuelo en la gasolinera o en una residencia.
Para paliar el golpe nos hablan de trasladar el horno alto, como quien traslada una botella de butano o una carcasa. A estos Atilas contemporáneos no les cambia el instinto. Conservemos, adecentemos el horno alto, hagamos de él un lugar de peregrinaje, de observación, un centro cultural al que diariamente acudan colegios, niños y mayores de toda la Península.
Aquí quiero ver y oír a los miles de antiguos empleados de Altos Hornos, jubilados, prejubilados y en activo. Deseo que alcen su voz como yo la mía para conservar y mimar al abuelo que quieren meter en la residencia, en el olvido.
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