Taylor deja el poder en Liberia y asegura que "volverá"
El presidente saliente acepta las exigencias de los rebeldes y marcha al exilio en Nigeria
El presidente de Liberia, Charles Taylor, renunció ayer y fue reemplazado en el cargo por el vicepresidente del Gobierno, Moses Blah, en una ceremonia celebrada en el palacio presidencial en Monrovia, la capital del país, que ayer amaneció en calma. "Me voy, pero, Dios mediante, volveré", afirmó Taylor en su discurso de despedida ante los dignatarios asistentes a la ceremonia de traspaso, incluido el presidente de Suráfrica, Thabo Mbeki.
Con semblante sombrío, Taylor, de 55 años y seis en el poder, advirtió a sus colegas africanos de que la pacificación de Liberia "debe ser un asunto africano" y no tienen que permitir que la formación de un nuevo Gobierno sea dictada desde el exterior. "Cuidado, que hoy es Taylor, pero mañana pueden ser ustedes", advirtió el ya ex presidente liberiano ante los presidentes de Mozambique, Joaquim Chissano, y de Ghana, John Kufuor.
Taylor volvió a denunciar la "interferencia exterior" en especial desde Estados Unidos, cuyo presidente, George W. Bush, exigió la renuncia del mandatario. Tras la renuncia de Taylor, que partió anoche para Nigeria, el vicepresidente Blah prestó el juramento del cargo y asumió como el 22º presidente de Liberia.
La entrega del poder por Taylor es la condición que exigieron los rebeldes para deponer las armas y replegar a sus milicias, que desde hace tres semanas cercan Monrovia, después de ganar el control prácticamente de todo el territorio nacional desde el inicio de la revolución en 1999. La lucha por Monrovia -con 1,5 millones de habitantes- ha costado la vida de al menos 2.000 civiles, además de 250.000 desplazados, carentes de lo mínimo para sobrevivir y con escasez de asistencia médica y cirugía de guerra.
No obstante, los acontecimientos de ayer, según los analistas, podrían empañarse al recaer la presidencia del país en Blah, camarada en armas de Taylor, entrenado igualmente en los campos de guerrillas libios y quien en la guerra civil iniciada en 1989 se ganó la fama de ser un comandante de gran rudeza y crueldad. Los líderes del LURD han rechazado la nominación de Blah y han advertido de que reanudarán la lucha si la presidencia del nuevo Gobierno de transición no recae en un civil, imparcial y sin afiliación política. Esta situación podría demorar la distribución de ayuda humanitaria por las agencias internacionales no sólo en Monrovia, sino en todo el país donde la población, empobrecida por las guerras, pasa hambre y necesidades.
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