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Defensa instruyó a los militares para que dijeran que Irak tenía armas prohibidas

Aznar exageró en el Congreso los informes de los inspectores de la ONU

El Gobierno entregó a la cúpula militar en febrero pasado, en los prolegómenos de la guerra con Irak, un informe en el que se aseguraba taxativamente que el régimen de Sadam "posee, utilizó y utilizará, si no se remedia", armas de destrucción masiva y que éstas constituyen "una amenaza" para la seguridad de España. El objetivo era que los máximos responsables de las Fuerzas Armadas, desde la solvencia técnica que se les presupone, defendiesen públicamente, si eran requeridos para ello, unas posiciones que no estaban avaladas por los informes de los servicios de inteligencia españoles ni por los inspectores de Naciones Unidas.

"El Gobierno no apoya la guerra; apoya la legalidad internacional". Así comenzaba el documento, de dos folios de extensión, entregado a los miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor. A pesar de que dicho organismo es, según la ley, "el órgano colegiado de asesoramiento militar del presidente y del ministro de Defensa", no fue requerido para que informase al Gobierno sobre la presunta existencia de armas prohibidas en Irak, sino para que diese por sentado que existían. "Sadam Husein posee 3.000 toneladas de precursores químicos, 300 toneladas de agentes químicos en bruto, 30.000 municiones especiales para guerra química y biológica", decía con rotundidad el texto, titulado Crisis de Irak: argumentario por la paz y la seguridad.

El Gobierno español ha eludido hasta ahora dar explicaciones sobre su apoyo a la guerra alegando que no se basó en los informes de sus servicios de inteligencia -que nunca afirmaron que el régimen de Sadam tuviese armas prohibidas, sino sólo programas para desarrollarlas-, sino en los informes de los inspectores de la ONU.

Sin embargo, José María Aznar tergiversó dichos informes cuando compareció ante el pleno del Congreso el pasado 5 de febrero, al dar como hechos probados lo que los informes de los inspectores planteaban como interrogantes. Frente a la afirmación de Aznar de que los informes de los inspectores "no dejan lugar a dudas", el jefe de los inspectores, Hans Blix, afirmó: "Decir que Irak no ha rendido cuentas de lo que ha hecho con estas armas no es lo mismo que decir que existen. Puede que existan, puede que no".

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