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Los ecologistas denuncian el uso de veneno en montes públicos de Ayora

Encontrados nueve 'cebadores' rellenos de gasóleo para atraer jabalíes

Ignacio Zafra

Ecologistas en Acción denunció ayer que un sector "minoritario pero importante" de cazadores está utilizando veneno en montes propiedad de la Generalitat Valenciana en Ayora. La alarma saltó después de que diez perros de caza resultaran intoxicados en el coto de caza menor de El Corralejo. La asociación advirtió también de la existencia, en la misma zona, de cebaderos en los que se ha empleado gasóleo para atraer a los jabalíes.

El veneno tiene, en teoría, un fin selectivo; matar alimañas. Así se conoce en el mundo cinegético a zorros, gatos monteses, jinetas, garduñas, tejones, y cualquier otro depredador que compita con las balas de los cazadores. Introducido en cebos de carne, el producto tóxico no afecta, en principio, a los animales herbívoros que son cazados legalmente, como los conejos o las perdices.

El resultado, sin embargo, es indiscriminado. Como denuncia Carlos Feuerriegel, miembro de Ecologistas en Acción, "en la agonía de una muerte especialmente cruel", los animales envenenados beben constantemente intentando aplacar su sed, lo que a menudo provoca la contaminación de las aguas. Una vez muertos, sus cuerpos extienden la "cadena de muerte" al ser consumidos por otras especies que resultan a su vez intoxicadas.

En opinión de los ecologistas, esta práctica es "la mayor amenaza para la fauna silvestre" de la Comunidad Valenciana al crear "un entorno degradado en el que sólo sobreviven las especies legalmente cazables".

En el coto de El Corralejo, situado en una zona poblada por pinos y sabinas cerca de Ayora, se han encontrado también nueve cebadores ilegales en los que se ha utilizado gasóleo para atraer a los jabalíes con el fin de cazarlos. Permitidos en principio, los cebadores están prohibidos cuando el reclamo se rellena con un producto atrayente como el gasóleo, que los jabalíes huelen a kilómetros de distancia y en el que se revuelcan para desparasitarse.

Junto a la presión que este método de caza supone para la población de jabalíes, Feurriegel destaca que el carburante tarda "décadas en degradarse", contaminando gravemente el terreno en el cual se deposita.

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Los ecologistas reclaman a la consejería de Territorio y Vivienda que "abra una investigación profunda de los hechos denunciados y deje de ser rehén de las presiones de un reducido grupo de valencianos organizados en torno a la caza". La misma diligencia piden de la Federación Valenciana de Caza, gestora del coto en el que se han detectado las prácticas ilegales.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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