El brote
Mi joven amigo Juan José Millás (del que aprendo lo que todavía puedo; me reconstruye neuronas que creí perdidas) dice que Aznar tuvo "un brote": "El martes pasado, y nada menos que desde la residencia de verano del jefe del Estado, el presidente del Gobierno aseguró que la oposición está deseando que los soldados españoles enviados a Irak regresen en féretros, porque es la única esperanza que le queda para erosionar políticamente al Gobierno". Creo que Millás, que en el fondo es bueno, no tiene experiencia: éstos son así. Una manera de ser: lo dijo el joven Primo al fundar Falange Española: "No es una manera de pensar: es una manera de ser". Y ese chico violento fue maestro de éstos, aunque ni quieran oír hablar de él. Lo único que tengo sobre Millás es experiencia, que a veces se usa en cada "eterno retorno". El Movimiento fue una revolución burguesa que corregía la anterior: la republicana, la cual iba formándose desde el Desastre (1898) y estaba mezclada de rebelión contra la aristocracia, revolución francesa, anticlericalismo; y demandas sociales, no siempre de acuerdo entre sí. La nueva clase del Movimiento, con una doctrina joseantoniana: fue de burgueses gentilhombres. Recién llegados, o "parvenus", como se decía en el francés entonces dominante. Los recién llegados a la burguesía dominante tienen dos características: la cursilería (la imitación de la moda de las clases poderosas: y se nota) y la conversión en amos, cuando proceden de esclavos. La transición ayudó a esa burguesía: Suárez era de ella, González no quiso cambiar de clase, y Aznar es un prototipo. Y los suyos. Les veo desde entonces, les sufro. Estoy conmovido de verles en los bancos de la derecha de Vallecas conquistada: sus sonrisas de superioridad, sus gestos: ¡cómo son!
Algunos tienen algo más de clase. Las dos señoritas o señoras rubias comparsas son encantadoras: cómo mueven sus manecitas. Los caballeros: sus nudos gordos de corbata de seda, el diseñito de los cuellos de la camisa. Aznar es de ellos con menos clase: después de todo, el abuelo era del PNV y firmó Imanol, el padre era periodista (¡uf!), y él era del Frente de Juventudes. Como Hitler era el cabo que servía a los junkers que odiaron la República de Weimar. Aquél también daba risa: y se vengó. Éste se venga en los iraquíes. Y en los socialistas residuales. Los de siempre, Juan José, los de siempre.
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