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La nueva cocina en casa | GENTE
Columna
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¿Cocina central o mural?

Una vez que nos hayamos decidido por la opción cocina-comedor, la próxima disyuntiva será si hacer una cocina central o mural. Yo soy partidario de la cocina central, seguramente por deformación profesional, y pienso que siempre que sea posible, es preferible la opción isla. Lo mejor en una casa sería, a partir de la cocina central, construir un mueble que permita integrar una serie de aparatos (como el horno y el microhondas) y cajones para guardar los utensilios (sartenes y ollas), que de este modo quedan más al alcance de la mano, al tiempo que se ahorrará espacio. Podemos poner además una mesa contigua a los fogones, lo que resulta muy práctico. El tema de los humos es siempre delicado, tanto en la cocina profesional como en la casera, y viene condicionado en parte por la situación del piso, ya que no es lo mismo extraer el humo de un entresuelo que de un ático. De todos modos, cada vez hay más fabricantes que están elaborando unas campanas que extraen los humos de un modo más potente y creo que falta poco para llegar a la campana soñada. Mi consejo es que no ahorren a la hora de comprar una buena campana, ya que tendrán que convivir con ella durante muchos años. En cuanto a los revestimientos, tengo la experiencia en El Bulli de haber colocado ya en 1993, tanto en el suelo como en las paredes, la llamada piedra de San Vicenç, un tipo de mármol oscuro que, a pesar de que nos decían que no era adecuado para una cocina, diez años después podemos decir que ha dado un excelente resultado. Es un poquito más caro que los recurrentes gres o azulejos, pero creo que a la larga sale más barato ya que dura mucho más. Otra alternativa son los nuevos materiales, como el corien y similares, o para gente más atrevida el revestimiento en las paredes con acero inoxidable. En resumen, lo mejor es que revista su cocina-comedor del material más agradable posible, ya que tendrá que verlo durante largos años.

La caballa es un pescado que sin ser de lujo, bien tratado, puede resultar maravilloso
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- VISITA DE VEGETARIANOS.

Hay gente que se inclina por la cocina vegetariana, una opción tan respetable como cualquier otra. A la hora de preparar sus platos, los vegetarianos suelen ser imaginativos, ya que tienen que cocinar prescindiendo de una serie de ingredientes como la carne, que están muy presentes en la cocina de hoy en día. Aún sin ser vegetarianos, un día podemos recibir en casa la visita de unos amigos que sí lo son, lo que nos llevará a interesarnos por este tipo de comida, en el que también se puede ser muy creativo. Para empezar, podemos hervir unas patatas y les echamos una vinagreta hecha con aceite de oliva y un café muy espeso. Tendremos unas patatas al café. Aunque suene raro hay que recordar que el café no es dulce, y que tampoco lo son la vainilla y la canela, que asociamos erróneamente con el sabor dulce. Una opción para que los vegetarianos puedan comer canalones es la de comprar un buen tomate en lata cocinado en trozos, que hoy podemos encontrar de una gran calidad. A mí me gustan especialmente los que están conservados en aceite. Los cortamos a dados de un centímetro y les añadimos unos daditos de mozzarella del mismo tamaño, un poquito de tomillo y piñones. Con este compuesto rellenamos los canalones. Tendremos dos opciones: o bien comerlos fríos, con un buen aceite que para ser original puede ser de nuez (si no lo encuentra, el de oliva ya va bien); o bien calientes, con un poquito de parmesano rallado por encima del canalón. Los pone en el horno hasta que se doren y ya están a punto.

- LA CABALLA. La caballa es un pescado que en principio no podemos considerar de lujo, pero que bien tratado es maravilloso. Una manera de comerlo que a mi me encanta es guisado -al marmitako, en suquet, en caldereta o en caldero-, sustituyendo el pescado que normalmente lleva este plato por la caballa. Otra manera es en sashimi. Le pide unos filetes al pescadero y cuando llegue a casa, lo corta en finas láminas y lo come simplemente con soja. Si se siente más laborioso, haga un tartare con la caballa y sazónelo con sal, aceite de sésamo, jengibre y un poco de vinagre de arroz. (Con la colaboración de Xavier Moret).

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